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ÉPOCA ANTIGUA
Hay claras evidencias que
corroboran que estas tierras fueron habitadas desde la Edad
del Bronce. Así lo reflejan las distintas tumbas antropomorfas
excavadas en roca viva y que se mantienen al aire. En estos
términos municipales podemos diferenciar dos zonas de
poblamiento distintas, tanto en tiempo, como lugar geográfico:
La primera de ellas, se desarrolla aproximadamente durante el
primer siglo de nuestra era y está situada al lado de la
calzada. Esta afirmación viene determinada por los
innumerables vestigios encontrados en esta zona. Un estudio
reciente realizado por Antonio Alvarez Rojas, determina la
importancia de una calzada que va desde Portus Cale
(Portugal), Alcántara, pasando por Torreorgaz, Torrequemada,
Torremocha, Valdefuentes, Torre de Santa María, Medellín y
terminando en Córdoba. Hoy día esto se puede observar a través
de los puentes romanos de Torremocha y Valdefuentes, además
de encontrarse restos de esta calzada en Torreorgaz y
Torremocha.
La segunda esta situada en los márgenes del río Salor.
Es muy posible que estos asentamientos se desarrollen en la
época de decadencia del Imperio Romano, ya que se puede
apreciar a través de un menor refinamiento en sus restos. |
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Esta
zona debió ser eminentemente rural por estar situada en los
llanos de Cáceres, con una tierra muy propicia para el cereal.
Aparte de los restos encontrados, hay que destacar la
cantidad de restos de vasijas, tégulas y restos de suelo, y a
partir de este trabajo quizá podamos abrir hipótesis como las
propias tradiciones marcan signos de continuidad desde época
romana, incluso desde más antiguo.
La segunda esta situada
en los márgenes del río Salor. Es muy posible que estos
asentamientos se desarrollen en la época de decadencia del
Imperio Romano.
En estos lugares se han encontrado diferentes objetos, como
lápidas funerarias.
Además de estas estelas o
epígrafes (lápidas funerarias), en esta zona se pueden ver dos
prensas olearias (molinos de aceite), que se compone de dos
partes: una de ella el plano de prensado y agujero y la otra
de pileta de decantación con una palanca de segundo genero.
También en esta zona se pueden apreciar árboles como los
acebuches (olivos silvestres) y galaperos (perales silvestres)
que determinan el asentamiento romano.
Es muy común encontrar restos de
tégulas que se componen de dos partes: una de ella plana y la
otra llamada imbrex, además de restos de ladrillos que
debieron formar parte de las construcciones domésticas. Con
respecto a esto destacamos también como ejemplo dos pesas de
telares, encontradas en la zona. |
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ÉPOCA MEDIEVAL |
ÉPOCA
MODERNA |
En la época de la reconquista,
Alfonso IX, en el siglo XIII, agradeciendo la ayuda a la Orden
de Santiago y de determinados nobles, les divide y dona en
partes estas tierras. La tierra de Cáceres comprendía un
extenso territorio, bajo jurisdicción real, creado por la
Corona Leonesa. En él se ubicaban la villa de Cáceres y,
dependientes de su jurisdicción, surgen nuevos núcleos
rurales, dando lugar a un conjunto de aldeas, entre las que
se encuentran algunas de esta zona. Tras la Conquista de
Cáceres, por Alfonso IX en 1229, se otorga Fuero a la Villa y
jurisdicción propia, por lo tanto independiente y autónoma.
La primera hipótesis es la
relación del nombre con una torre, cuando el Rey Alfonso IX,
en 1229 para unos historiadores y en 1230 para otros, concede
fuero a la villa de Cáceres. El punto de partida del primer
amojonamiento para reconocer su trazado se inicia en su
deslinde con Montánchez. “A primas con Montanchez, de la
torreziela que está nena penna, en derecho de Sancta
María,...”
Los topónimos no son meras
curiosidades geográficas, es una herramienta muy útil para
conocer mejor nuestros orígenes y nuestra historia. A menudo
es el primer indicio que nos habla de antiguos moradores, de
batallas legendarias, de hechos milagrosos, de construcciones
religiosas, etc. Cada nombre permite identificar un lugar
concreto de nuestra geografía, un apelativo que nunca se debe
al azar o al capricho de algún antepasado, sino que siempre
tiene un fundamento mitológico, histórico o descriptivo. Nunca
podremos llegar a conocer del todo el auténtico origen
etimológico de muchos topónimos. Podremos ignorar su primitivo
contexto histórico o su evolución lingüística, pero siempre
hay alguna leyenda local que lo explique y que,
irremediablemente, desaparece cada vez que muere el último
habitante de nuestros pueblos. Un ejemplo de ello puede ser
esta torreziela que está enclavada en el término de
Torrquemada. Es la que los torrequemeños llaman “la Atalaya”,
nombre muy significativo en la defensa de un territorio.
Además esta, torreziela a la cual se refiere el Fuero de la
villa de Cáceres, está junto a la Torre (un edificio posterior
del siglo XVI), que para los torrequemeños y en general es el
que parece dar nombre al pueblo. Nos inclinamos más a que el
nombre de Torrequemada está más relacionado con la torreziela
(Atalaya), que debió pertenecer a los Frates de la Espada,
según Antonio C. Floriano Cumbreño que en 1174 tuvieron
enfrentamientos con Abu Jacob. Estos enfrentamientos con los
árabes en tiempos de inestabilidad y fronteras difusas en
algún momento pudo ser que la “torreziela” fuera quemada.
Antonio Álvarez Rojas, llega más o menos a la misma
conclusión. Lo que si está claro es que el Fuero de la Villa
de Cáceres, se refiere a esta “torreziela” y no a la que
Floriano sitúa en la localidad de Torre de Santa María, ya que
el término del Fuero nunca llego a esta localidad. |
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Esta época la creemos muy
importante por la repercusión que tuvo e incluso tiene hoy en
día en la configuración de las grandes haciendas que existen
en estos términos. En el caso que nos ocupa aparecieron las
grandes fincas como Suerte Sande, Valhondo, las Golondrinas,
Guarguera, etc.
A partir de los siglos XV y XVI,
unas pocas familias de cada aldea, se enriquecen
constantemente a partir de una situación destacada. Estos
individuos se enriquecen por tres causas fundamentales:
Porque han recibido importantes
bienes del asentamiento inicial, debido a su mayor capacidad
económica, que les permite el cultivo de campos mayores.
Por el aprovechamiento de las
dehesas comunales que explotaban en provecho propio, gracias a
su situación directiva en el seno del Concejo.
Por el emparejamiento de estos
señores con las familias de los antiguos quadrilleros, que
tenían tierras en concepto de heredad.
Así es como se llega a la
situación por la cual unas cuantas familias tienen la mayoría
de las tierras. Como dice Mª Dolores García[1]
“apellidos como Mayorazgo, Holguín, Ulloa, Sande, Paredes,
Cáceres, etc. son suficientemente significativos”.
ÉPOCA CONTEMPORÁNEA
La característica de este periodo
lo podríamos definir por los constantes conflictos entre los
distintos grupos que compone la sociedad, además de los
innumerables cambios políticos. Enumeraremos los más
importantes y los que más influyeron dentro de Extremadura y
por supuesto a las tierras objeto de este estudio:
-
La Guerra de al Independencia (1808):
De
este conflicto destacamos las grandes barbaridades que los
franceses cometieron en el patrimonio cultural. Por ejemplo en
la ermita del Salor de Torrequemada desapareció la primitiva
imagen románica de la Virgen del Salor y se quemaron los
estatutos medievales, según consta en uno de los libros de la
Cofradía existente en el Archivo Diocesano y prácticamente
todas las Iglesias fueron arrasadas y los archivos
parroquiales quemados.
-
La Monarquía Liberal
(1833-1868):
diremos que todos estos pueblos
estuvieron expuestos a las mismas dificultades económicas
(desnutrición y miseria), brotes epidémicos y enfermedades
como el cólera, que repercutió demográficamente en la
población.
-
La restauración
en
Extremadura, conllevó una serie de mejoras económicas que
repercutió en la población. En el periodo desde 1877-1930,
Extremadura se incrementó en más de la mitad, exactamente en
un 56%.
- Después de este periodo,
vendría la II Republica, en la cual se perdió de nuevo
la ocasión de transformación del campo extremeño. De acuerdo
con los datos catastrales disponibles el 30 de Diciembre de
1930, las grandes fincas de más de 100 has. (dehesas, en su
mayor parte) ocupaban, pese a su escasez numérica, el 55% de
la superficie en la región. La mayoría de estas dehesas
deficientemente explotadas por los grandes terratenientes
contribuirán a la despoblación de los núcleos rurales, que
empiezan a emigrar a núcleos grandes. Estos sectores menos
favorecidos poco a poco fueron perdiendo las expectativas y
las esperanzas que depositaron en este régimen republicano.
- Otro conflicto que repercutió
en toda España y, por supuesto, en Extremadura sería la Guerra
Civil. Este conflicto, que duró desde 1936-1939, es un hondo
recuerdo el cual todavía existe en nuestra sociedad (familias
y paisanos enfrentados trajeron rencor, envidias y muerte).
Las pérdidas humanas son difíciles de cuantificar, Juan Pérez
recoge la cantidad de 12.000 extremeños a través de Salas
Larrazábal. Según este autor fueron fruto de acciones
represivas de toda índole realizadas por uno y otro bando.
- En la posguerra se produce un
incremento poblacional, de tal manera que si observamos los
datos de los núcleos que nos importan, son los mayores de su
historia. Esto sucede en toda Extremadura y alcanza hasta la
década de los sesenta que empiezan las migraciones. En 1970 la
población en Extremadura se encontraba en un nivel inferior al
de los años 30.
- Actualmente las perspectivas
sociales, económicas y culturales de la zona objeto de estudio
son positivas. La población se está rejuveneciendo, los
núcleos están estabilizándose y se están buscando nuevos
yacimientos de puestos de trabajo que aportan perspectivas
positivas sobre la zona. |
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