En este artículo se hacen
algunas reflexiones de carácter general sobre la necesidad de definir el
concepto de tradición oral y de analizar los distintos componentes que la
integran (cuentos populares, romances, leyendas, refranes, coplas,
trabalenguas, adivinanzas, etc.). Para abordar con garantías una empresa
de recogida y análisis de la tradición oral en la comarca de Las Torres se
hace necesaria la actuación de un equipo interdisciplinar integrado por
especialistas en diversos campos de conocimiento, antropólogos,
lingüistas, musicólogos…, que puedan catalogar y estudiar las
significaciones profundas que encierra este rico universo, así como el
estado actual de los textos de tradición oral en esta comarca: vigencia,
funciones que desempeñan, depositarios de la memoria colectiva y funciones
asignadas a los relatos.
También se señala la
importancia del cuento como elemento narrativo más extenso y significativo
de cuantos integran la literatura de tradición oral. El hábito de la
narración oral se ha perdido no sólo en la comarca objeto de estudio, sino
también en todo el ámbito peninsular. Ello nos lleva a la conclusión de
que la función social que desempeñaba la narración oral (aglutinar a los
miembros de la familia, llenar el ocio de las veladas invernales,
transmitir los valores de la comunidad, etc.) se ha visto desplazada como
consecuencia de los cambios en el modo de vida, provocados a la vez por el
progreso tecnológico y muy especialmente por el desarrollo de los sistemas
audiovisuales de transmisión de conocimientos.
No obstante los cuentos no se
han perdido definitivamente. Al menos disponemos de varios volúmenes de
cuentos populares extremeños recopilados por los folcloristas del siglo
XIX, así como por aquellos eruditos y profesionales que continuaron esa
labor recolectora a lo largo del siglo XX. Aunque no dispongamos de ningún
repertorio completo de los cuentos de las Torres, sin embargo aún quedan
personas que poseen una memoria privilegiada en la que almacenan las
historias que oyeron contar en su infancia. Aunque pensamos que la
tradición oral vivenciada, asumida y narrada por las personas mayores
corre el riesgo de desaparecer frente al desinterés de las nuevas
generaciones que seguramente ignoran el valor formativo y lúdico de los
cuentos tradicionales. Por otra parte, los cuentos siguen estando
presentes en el lenguaje cotidiano. Son numerosas las expresiones acuñadas
por los hablantes que tienen como referencia el universo de los cuentos
tradicionales, como vivir del cuento, ser como el burro flautista, el
cuento de la lechera, dar coces contra el aguijón, etc. y y otras que son
menos conocidas, como Esto es como el cuento del portugués: si me sacas
del pozo te perdono la vida, que proceden de fuentes generalmente
populares, pero en estrecha relación con autores tan importantes como
Esopo, Lope de Vega o Samaniego.
Es importante el papel
desempeñado por la escuela como centro en el que se refugian tanto la
costumbre de la narración oral como la de transmitir enseñanzas por medio
de los cuentos, unidos, claro está, a la potenciación y desarrollo
didáctico de las destrezas relacionadas con las distintas áreas de
conocimiento: perfeccionamiento de la expresión oral y escrita, de la
expresión musical y plástica, de la interdisciplinariedad, etc. También se
exponen algunos desplazamientos de la función social de los cuentos y de
los nuevos contextos de utilización, citándose el ejemplo de la fábula de
La rana y el escorpión, utilizada por el presidente de la Junta de
Extremadura, para transmitir un mensaje político con la claridad y
contundencia con que suelen hacerlo las viejas fábulas y los cuentos
populares. La publicidad también utiliza el fondo inagotable de los
cuentos (personajes, objetos mágicos, ambientes maravillosos, el bosque
como espacio inquietante y seductor que sirve de fondo a la presentación
de diseños, etc...) que viven en el inconsciente colectivo y pueden actuar
como mecanismos de seducción al servicio de los mensajes publicitarios.
Hay una serie de rasgos
esenciales de los relatos populares, a saber, la universalidad de los
temas y la existencia múltiple de los mismos cuentos en distintas partes
del globo terráqueo que no puede demostrarse que hayan tenido contactos
entre sí, en los tiempos remotos en que surgieron los cuentos. Una de las
características de la tradición oral, como muy había señalado Menéndez
Pidal refiriéndose a los romances, consiste precisamente en el hecho de
que vive en variantes. La ejemplificación de las distintas variantes de un
mismo relato la hago partiendo de un cuento extremeño, El cabreru tontu,
recogido en Navalvillar de Ibor y publicado en el libro de Marciano Curiel
Merchán, que presenta numerosas similitudes con otras versiones de ámbitos
tan lejanos como los Estados Unidos o Inglaterra.
La misma constatación se pone
de manifiesto cuando analizo algunos cuentos recogidos en Torreorgaz, como
El cuento del lobo o La mujer que nunca comía cuyos textos presento tal y
como me fueron narrados por doña Concha Polo y que son comparados con
otras versiones de las mismas historias publicadas en las obras de Juan
Rodríguez Pastor o de Aurelio M. Espinosa, en ocasiones con otros títulos
y con la inclusión de algunos personajes que no aparecen en las historias
de nuestra comarca.
La tarea de recolección de
cuentos debe continuar si queremos agotar las posibilidades del entorno.
Seguramente aún puedan recogerse algunos relatos inéditos, como el cuento
La Toscana que se incluye, hasta el momento, no he podido localizar en
ninguna de las colecciones de cuentos populares consultadas.
Los cuentos recogidos en la
comarca son de carácter realista, y tienen un tono burlesco, se basan en
las relaciones entre marido y mujer, exponen la astucia del marido para
desenmascarar a la esposa glotona o bien en el descubrimiento del poco
amor que se profesan los matrimonios. La comida está presente en muchos de
ellos y constituye uno de los temas centrales de la comicidad que se
desprende de estos relatos cuyo lenguaje debe ser también estudiado para
poner de manifiesto los recursos expresivos de la narración oral y los
rasgos específicos de los hablantes de la comarca.
Examinemos ahora algunos de
los cuentos recogidos en la comarca de las Torres, más concretamente en
Torreorgaz y que nos han sido facilitados por doña Concha Polo Polo que
dice haberlos oído en su infancia.
El primero de ellos nos lo
contó una fría mañana de invierno del año 2002, sentados en la mesa
camilla de su casa y no pudo recordar el título exacto con el que se
designa esta divertida historia de las andanzas y desventuras de un lobo
hambriento. Utilizamos, no obstante el título genérico de “El cuento del
lobo”, con el que ella nos introdujo el relato |