La vida de
Esteban Sánchez sería nula si su tío abuelo no le hubiera dado a
conocer la música en grado sumo.
Don Joaquín
como los placentinos le gustaba llamarle más que vivir en esa ciudad vivió
para ella dándole lo mejor de sí mismo.
A muy
pocos pasos de aquí comenzaría su formación en el seminario diocesano;
aquí en esos espacios catedralicios la completaría y en Plasencia llegaría
a realizarse sus tres
dimensiones que tan bien le caracterizaron: el hombre, el sacerdote y el músico
. En él se daban una perfecta simbiosis de esa virtualidad
tridimensional.
Convivió
con el cinco años consecutivos desde la primera vez que fue a plasencia y
tan solo contaba con seis años; estuvo casi de seguido desde 1.941 hasta
1.946, a partir de esta fecha frecuentó Plasencia en innumerables
ocasiones; cuando ya, hacia 1.948 por imperativo de sus estudios se ausentó
indefinidamente. Esteban recuerda en su discurso para la Real Academia de
Extremadura a su tío como un hombre con el pelo ya grisáceo, de
normal estatura, robusto y bien proporcionado, frente amplia y
despejada, rasgos faciales muy acusados y poderosa cabeza de perfiles bien
definidos. Aparentaba ser nervioso en extremo y en cambio poseía un
autocontrol absoluto; dentro de su talante afable y campechano se escondía
un temperamento fuerte nunca brusco, de natural súper sensibilidad, su
trato resultaba exquisito y su corazón estaba siempre presto a la
ternura. En él coincidían plenamente un genio oculto y soterrado frente
a un ingenio agudo y chispeante quede continua exteriorizaba. Gran amante
de los dones con que la mano del creador obsequió a Plasencia, se hacia
acompañar habitualmente por esteban en sus dilatados paseos de hasta
cinco y seis kilómetros por los aledaños; eran su gran evasión, si no
la única. En el curso de estas caminatas no hablaba apenas de religión,
quizá, porque de hecho fue una persona profundamente religiosa en su
actitud de ejemplares costumbres, no mucho más decía acerca de música,
suficientemente lo hacía con las lecciones diarias. De trecho en trecho
abría el breviario para rezar, tomaba un poco de aliento, cerraba el
libro y enseguida reanudaba la marcha a buen paso y en meditativo
silencio, de pronto se paraba y miraba con calma alrededor, cuando salía
de estos éxtasis contemplativos iniciaba su amena charla, explicandolole
lo que el creía que podía comprender a su edad. Le entusiasmaba
entenderse en temas geográficos , ya fuesen humanos físicos o políticos;
con entera delectación y detalle le relataba las vivas impresiones, que
guardaba plena de riquezas descriptivas, de sus visitas a los recuerdos
históricos-artísticos de Guadalupe, Mérida, Trujillo o Yuste; no puedo
asegurar que conociese a fondo otras ciudades o lugares de Extremadura, si
exceptuamos lógicamente Plasencia u orellana su pueblo natal.
Otra pasión
suya fue la literatura, todos los volúmenes que aparecían como novedad,
con preferencia de consulta, los adquiría por elevado precio que
tuvieran; pero es de suponer que no le restasen horas para la lectura.
En
su casa sita en la calle Bravo nº 15 habrá quedado sobreentendido, D.
Joaquín daba clases de música casi sin descanso, de la mañana a la
noche, ya habiendo atendido sus menesteres religiosos en las primeras
horas del día, de modo asiduo en la catedral, aunque celebraba
misa con asidua periodicidad en distintos templos: San Esteban, San Nicolás,
etc.. Esteban le hizo de monaguillo, y el que le enseñó a serlo no fue
Don Joaquín sino un seminarista de su pueblo en uno de los veranos que
coincidieron, “Alonso Martín” que a posteriori celebraría su boda en
Guadalupe.
Al regreso
de la Catedral ya cumplidas sus obligaciones religiosas D. Joaquín
desayunaba frugalmente y antes de comenzar las clases practicaba al piano
por espacio de media hora; (es obvio que no tenía mucho tiempo para
estudiar), pero quería mantener sus dedos en forma; le oía repetir trozo
a trozo, día tras día, año tras año, el lustro que estuvo en Plasencia,
los estudios nº 4 y nº20 de la Escuela del Virtuoso de Carl Czerny, opus
365; si algún día, comentaba, hubiera dejado de oir esos estudios,
a la misma hora, durante el mismo tiempo, del mismo modo, hubiese
pensado que se había alterado el ritmo de mi existencia, y en efecto así
sucedió, el día que no pude oír aquellos estudios, porque
había dejado de estar en Plasencia.
Los frutos
de aquellos alumnos en los que vertió su enseñanza se tradujeron en
fructíferos resultados trascendentales en ciertos casos para el devenir
de la historia musical no solo en Extremadura sino en España en un
contexto ilimitado.
De
Plasencia salieron alumnos solidamente preparados que tuvieron en D. Joaquín
a su primer maestro, no ya solo en sentido cronológico, asimismo en
fundamentales connotaciones de la cultura musical y humana.
Me
contraria sobremanera la imposibilidad da relacionar la enorme cantidad de
discípulos a los que D. Joaquín guió y que por una u otra causa se han
distinguido dentro y fuera de nuestra tierra.
-
Manuel
García Matos, nacido y crecido en Plasencia, fue Catedrático del
Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, y sin duda el
investigador musical más sobresaliente que en su área ha tenido España
e incluso Europa. Se conserva una dedicatoria a D. Joaquín
que Manuel García Matos, inserta en su obra “lírica
Popular de la Alta Extremadura” publicada en la Unión
Musical Española en Madrid
en el año 1.944; dice así:” A Don Joaquín Sánchez, mi amado e
inolvidable maestro, en prueba de gratitud profunda y de
cariño inmarcesible” lleva su rúbrica legible, y el mismo
García Matos escribe debajo la fecha en que se entrega el libro
dedicado a su maestro 30-10-1.944.
-
José
María Mancha, persona que fue muy conocida en Plasencia; sacerdote,
natural de Guareña, provincia de Badajoz, organista de vasto
repertorio y lúcido pianista; también catedrático de órgano del
Conservatorio de Madrid, antes había ejercido de Organista titular en
la Catedral de Astorga y más tarde Organista titular de la Catedral
de Madrid y profesor de nustro insigne paisano director del Real
Conservatorio de Música de Madrid por lo que en medida pudiera
considerarse a éste descendiente musical en línea recta con D. Joaquín
Sánchez.
-
Isidoro
García Polo, nacido en Cáceres, fue director de los coros Extremeños
de Plasencia, fue titular de la Orquesta Filarmónica de Madrid e
invitado habitual en diferentes y señaladas circunstancias para
dirigir agrupaciones sinfónicas, entre ellas, la Orquesta de Radio
Televisión Española.
La
nomenclatura se haría prolija en exceso, inacabable, si tuviéramos que
dar un mínimo detalle de cada uno de los alumnos de D, Joaquín que en
justicia lo merecen, por una ejecutoria sin mácula.
Es acaso número
de composiciones llegaron hasta nosotros las cuales tuvo el gusto de ver y
algunas guardar como el himno a Plasencia que compone y dedica en 1.913
tan solo un año después de fijar aquí su residencia
Para
Esteban el estar cerca de su tío Joaquín no supuso
una accesibilidad palmaria debido a la corta edad de este, por
tanto la total dimensión de su tío la fué comprendiendo con el paso del
tiempo y ese mensaje de Unamuno que hizo que se enfrentara a su tío en
una de sus visitas a Plasencia.
Esteban
fue leyendo a lo largo de su vida la obra de Unamuno y empezó a sentirse
identificado y lejos de disminuir fue “in crescendo”. El fermento de
esas experiencias le indujeron a pensar, sin demasiado miedo a la error
que al menos en un aspecto, D. Joaquín no estaría de acuerdo con Unamuno;
y la solución era simple: Para Unamuno los misterios ahogan la fé, por
eso la fé necesita una explicación razonada que ni la razón ni sus
razonamientos podían darle; en lo más hondo de su ser, unamuno luchaba
con su agnosticismo hasta renegar de él, sin conseguir evitarle. Unamuno
confiesa en el primer capítulo de su obra, “soledad” y no digamos en
su excelso poema “el cristo de Velásquez”, como y porqué Dios se le
revela por vía cordial en cambio para su tío la fe está más allá de
toda demostración usual, si no, no sería fé, la fé era para Don Joaquín
la virtud que podía y debía enriquecer.
Retornemos
a la música donde la sonora caja pétrea catedralicia envolvía a Esteban
con los registros del órgano, ora monocordes, ora compactos, ora
restallantes y se hacía una pregunta ¿ porqué no le enseñaba a tocar
tan peculiar instrumento que él tan bien dominaba ¿ y las causas eran
elementales; rara vez es viable tener en casa un instrumento de tales
características, antes, aún menos que ahora, y tampoco hubiera sido nada
ortodoxo estudiar o dar clases en una Catedral. En todo caso fuera de la
liturgia D. Joaquín prefería el piano y se supone por las múltiples
partituras pianísticas que nutrían sus estanterías y del ininterrumpido
uso que de ellas hizo.
Esteban
Sánchez Herrero, nació en Orellana la Vieja, un 26 de
abril de 1.934, en la calle José Antonio nº28; el primero de los diez
hermanos, hijos del matrimonio formado por Joaquín Sánchez García
y Juana Herrero Jiménez.
Ya de
pequeño, se sentaba ante el teclado de un piano que poseía su familia,
por mediación de un tío abuelo suyo que era el Maestro de Capilla de la
Catedral de Plasencia. “La vocación
despertó en mí, - nos dirá en una de sus muchas entrevistas- a los seis
años “. Su citado tío, D.
Joaquín Sánchez, descubre en él las posibilidades futuras y se lo lleva
a Plasencia a los siete años, donde comienza a iniciarse en la música.
Éste
viendo su talento prodigioso y su genialidad artística, le manda a
Madrid, donde ingresa al año siguiente en el Real Conservatorio de Música
y Declamación, presentándose, en la primera convocatoria, simultáneamente
en tres años de Solfeo y los tres primeros de Piano, despertando
una gran admiración entre profesores y alumnos.
La
Señora Parodi, Catedrática de enseñanza Superior de Piano, asombrada de
las dotes personales de Esteban, le ofrece, desinteresadamente sus
conocimientos y ayuda. Ella hace pasar a Esteban de un sencillo muchacho
que llamaba la atención en sus exámenes de conservatorio a una figura de
prestigio internacional y de las primeras en el arte del Piano. De
su maestra hereda Esteban las más elevadas virtudes musicales. Así, en
la muerte de la gran profesora (1.887-1.973), se recordará a Esteban Sánchez
como el mas excelente de los muchos profesores e interpretes que formara
su talento, a quien Julia Parodi quiso como un hijo.
“Cada
vez que Esteban toca a Turina o Albeniz -nos sigue diciendo la prensa de
aquellos días- rinde homenaje a su maestra, pues en el discípulo se
reflejan las más características virtudes heredadas. Sobre todo,
ese vuelo romanticista, materializar una música antes soñada y ese
conceder, después de muchas horas de trabajo, su margen de inspiración
al momento crítico del concierto”.
Y
allí sigue en el Real Conservatorio haciendo el progreso de los genios.
Un día
con motivo de visitar Pierino Gamba - El gran Director niño Italiano- el
conservatorio, Esteban, que interpretaba al piano los clásicos, produce
también como era de esperar, el asombro en el visitante y surge enseguida
una fraterna amistad entre los dos jóvenes intérpretes.
Otro día
será Cortot, el celebre Pianista francés, quien vendrá a Madrid y la Señora
Parodi, antigua alumna de éste, le habla de Esteban. Le insta para que le
oiga y Cortot, escamado ya de los niños prodigio acepta un poco rezagado
y más que nada por complacer a la señora Parodi. Pero Esteban tarda poco
en echar abajo toda clase de prejuicios en Cortot: el tiempo que tardan
sus dedos en ponerse sobre el teclado para interpretar las difíciles
partituras del inmortal Debussy. Y Cortot, asombrado exclamará: “Il
est la perfection. Ces petoit enfant est un musicien international!. “
Cortot que tenia el billete del expreso de Barcelona en el bolsillo para
ese mismo día pierde el tren por escuchar a Esteban. El estimado pianista
francés anima a Esteban para que vaya a París y tome parte en el curso
de perfeccionamiento de Beethoven. Mientras tanto al cumplir los 12 años
concluye su carrera de Piano y obtiene el primer premio de Música de Cámara,
en el Real Conservatorio. De él diría su maestra Parody. Este niño va a
ser un segundo Iturbi..... le aseguro que es un caso único. Ha sacado
toda la carrera con sobresalientes en todas las asignaturas “.
A los trece años se revela en el Círculo de Bellas Artes como un joven
pianista interpretando obras de Bach y Mozart, haciendo exclamar a la crítica
como quien se encuentra ante un “elegido
del destino”.
Con
una Beca marcha a París oyendo los consejos del maestro Alfret Cortot y
posteriormente irá a Roma con el maestro Carlos Zecchi, el cual se lo
quiso llevar a Salzburgo donde tenía alumnos como Daniel Barembin,
Claudio Abbado y Zubin Mehta, Esteban no aceptaría dado los conciertos
que tenía programados.
El niño
Esteban Sánchez, triunfará en París rotundamente. La “sonata
26” y los “Adioses”,
interpretados por el diminuto artista llaman la atención de todos los
grandes maestros que le escuchan. Le llueven contratos. Gravaux le ofrece
gratis su sala de conciertos para que dé recitales y nadie quiere que
salga de París.
Mientras
tanto ha ido cosechando premios y premios. Aparte el ya citado de Primer
premio de Música de Cámara del Conservatorio de Madrid (1.948),
conquista el premio Eduardo Aunós del Círculo de Bellas Artes de Madrid
(1949). Premio Masaven (1.950). Y por esta época Parisina a que nos
estamos refiriendo, Diploma de honor en el concurso internacional “Margarita
Long” (parís 1.951).
Y
posteriormente iría conquistando otros muchos países, como tercer premio
en el concurso internacional Busoni (Italia 1.952). El primer premio de
virtuosismo de la Academia Santa Cecilia de Roma (1.954). Primer Premio
Internacional Casella (Nápoles 1.954). Medalla Dinu Lipatti de la Fundación
Cohen (1.955). Becario de la fundación Juan March (1.963). Y un largo etcétera
de actuaciones y éxitos.
Ha
actuado, en efecto, ante los públicos de casi toda Europa y al otro lado
del Atlántico, logrando siempre los mejores elogios de público y crítica.
En Madrid hizo su presentación actuando como solista del cuarto
Concierto de Beethoven, con la Orquesta Nacional, y su éxito fue de lo más
memorable.
Su
actividad de concertista la alterna con otras realizaciones discográficas,
entre la que cabe destacar la versión integral de la Suite Iberia de
Isaac Albéniz y la conmemoración bicentenario del nacimiento de
Beethoven con su cuarto concierto de Piano y Orquesta que significa
la primera grabación hecha en España de un Concierto de Beethoven.
A los 20 años
es un pianista consagrado, entre las primeras figuras internacionales de
la música. Y por recoger algunos juicios de aquella época, baste recoger
la merecida por Aloes Mooser, le apodaban “el patriarca de los duros”,
era el crítico musical más importante y respetado de Europa en aquel
momento, y posiblemente el más exigente de todos ellos, : “Totalmente
poseído por la música y el ritmo- a los que se entrega con verdadero
frenesí, pero sin perder dominio de sí mismo- pone Esteban Sánchez en
sus interpretaciones tal ardor y tal pasión, que ejerce irresistiblemente
atracción sobre el Auditorio. En posesión de una técnica deslumbrante,
precisa y vigorosa, su juego pianístico es a la vez enérgico y blando,
con diversidad de matices, que se adapta a las impresiones impalpables
tanto como a los diversos desenfrenos sonoros. Esteban Sánchez tiene
sobre la mayoría de los pianistas de su generación, la ventaja
inestimable de usar, con tanta maestría como tacto de los matices
intermedios (el mezzopiano sobre todo) lo cual comunica a su manera de
tocar constante variedad y singular seducción”.
Así se expresaba Aloys Mooser, en”
la suisse” de ginebra el 11 de Mayo
de 1.954 con motivo del Concurso Internacional de Piano “A
Casella”.
Copiemos
algunas otras notas de la prensa y de la crítica, entresacadas al azar,
entre otras muchas. Por ejemplo, con motivo de su actuación en Bolzano.
“Alto Adige”,
el 3 de marzo de 1.953, diría: “
Los ejecutantes han sido plenamente aplaudidos, especialmente el jovencísimo
español Esteban Sánchez Herrero, cuyas actuaciones han sido
verdaderamente extraordinarias.
El mismo
periódico diría tres días después: “Crónica
de Bolzano. Como habíamos dicho, el jurado ha querido escuchar otra vez
al pianista español Sánchez Herrero, que ha ejecutado, de manera
brillantísima y perfecta, Liszt y Turina”.
Ese mismo
día diría “L Adige “:
Mucho se ha hablado del jovencísimo español Herrero; a nuestro parecer
este pianista es sobre todos los 48 concursantes el que dispone de mayor
personalidad artística. Sus ejecuciones han apasionado a público y crítica
y sus interpretaciones extremadamente sinceras, han alcanzado el más alto
nivel mas alto nivel expresivo y técnico”.
Y todavía,
leemos lo que decía “Il Giornale de
Trieste” de esa misma fecha: La
simpatía del publico la llevó por entero el jovencísimo español Sánchez
Herrero, al que se adjudicó el premio de 10.000 Liras. Al parecer el
joven pianista español recibió del publico una clamorosísima y merecida
ovación “.
Y
para no recargar mi sencillo trabajo de citas y recuerdos, todas de la
misma índole, volveré sobre algunas notas recuerdos de su vida.
Esteban
Sánchez Herrero contrae matrimonio con Mª del Carmen Cruz Sevilla, en el
monasterio de Guadalupe, el 13 de Junio de 1.960, de cuyo matrimonio nacerán
tres hijos.
De nuevo
aparece en su vida Extremadura. Esta Extremadura que ocupa un lugar
predilecto en su corazón. Ya cuando niño, repetía en sus entrevistas:
“Diga usted que mi mayor ilusión es dar
conciertos en Extremadura, para que me conozcan en nuestra tierra. Dígalo,
sí, que es la verdad”. Eran unas
declaraciones hechas en un lejano París. Y así lo cumple Esteban Sánchez,
dando recitales en Guadalupe, Trujillo, Cáceres, Badajoz, Plasencia,
Llerena. Etc. Y deleitando a sus paisanos de Orellana.
Y ahí
estaba Esteban Sánchez, como ya dije al principio, dando clases en el
Conservatorio de Badajoz, dejando de lado otros contratos más
sustanciosos de diversas provincias, porque esta es “su”
Extremadura; y, porque, como él decía, “el
arte no se puede vencer”.
Estas son
algunas pinceladas de Esteban Sánchez, el niño que pasaba sus vacaciones
en Orellana la Vieja, de donde tenía que ir a Campanario en un burro a
tomar el tren para Madrid. El artista que de niño jugaba con los animales
y se dedicaba a jugar al ajedrez, y a hacer crucigramas... y a leer mucho
y de todo. El artista que de hombre, cogía el camino de Extremadura cada
vez que se lo permitía su
apretado calendario de trabajo, para pasar un rato con sus gentes del
pueblo a quienes admiraba y quería. Porque con su alma de Artista sabe
leer la profunda filosofía de estas gentes curtidas por el sol y el frío,
por la esperanza de mejorar sus vidas y sus tierras. El artista que trata
de mejorar esta tierra con su ciencia y su saber que viene a repartir, con
su colaboración, “ porque- como muchas
veces nos decía- los hombres deben de aportar en el lugar de donde son”.
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