ESTEBAN SÁNCHEZ A TRAVÉS DE SU PASADO

Antonio Luis Suárez Barquero

La vida de Esteban Sánchez sería nula si su tío abuelo no le hubiera dado a conocer la música en grado sumo.

Don Joaquín como los placentinos le gustaba llamarle más que vivir en esa ciudad vivió para ella dándole lo mejor de sí mismo.

A muy pocos pasos de aquí comenzaría su formación en el seminario diocesano; aquí en esos espacios catedralicios la completaría y en Plasencia llegaría a realizarse  sus tres dimensiones que tan bien le caracterizaron: el hombre, el sacerdote y el músico . En él se daban una perfecta simbiosis de esa virtualidad tridimensional.

Convivió con el cinco años consecutivos desde la primera vez que fue a plasencia y tan solo contaba con seis años; estuvo casi de seguido desde 1.941 hasta 1.946, a partir de esta fecha frecuentó Plasencia en innumerables ocasiones; cuando ya, hacia 1.948 por imperativo de sus estudios se ausentó indefinidamente. Esteban recuerda en su discurso para la Real Academia de Extremadura a su tío como un hombre con el pelo ya grisáceo, de  normal estatura, robusto y bien proporcionado, frente amplia y despejada, rasgos faciales muy acusados y poderosa cabeza de perfiles bien definidos. Aparentaba ser nervioso en extremo y en cambio poseía un autocontrol absoluto; dentro de su talante afable y campechano se escondía un temperamento fuerte nunca brusco, de natural súper sensibilidad, su trato resultaba exquisito y su corazón estaba siempre presto a la ternura. En él coincidían plenamente un genio oculto y soterrado frente a un ingenio agudo y chispeante quede continua exteriorizaba. Gran amante de los dones con que la mano del creador obsequió a Plasencia, se hacia acompañar habitualmente por esteban en sus dilatados paseos de hasta cinco y seis kilómetros por los aledaños; eran su gran evasión, si no la única. En el curso de estas caminatas no hablaba apenas de religión, quizá, porque de hecho fue una persona profundamente religiosa en su actitud de ejemplares costumbres, no mucho más decía acerca de música, suficientemente lo hacía con las lecciones diarias. De trecho en trecho abría el breviario para rezar, tomaba un poco de aliento, cerraba el libro y enseguida reanudaba la marcha a buen paso y en meditativo silencio, de pronto se paraba y miraba con calma alrededor, cuando salía de estos éxtasis contemplativos iniciaba su amena charla, explicandolole lo que el creía que podía comprender a su edad. Le entusiasmaba entenderse en temas geográficos , ya fuesen humanos físicos o políticos; con entera delectación y detalle le relataba las vivas impresiones, que guardaba plena de riquezas descriptivas, de sus visitas a los recuerdos históricos-artísticos de Guadalupe, Mérida, Trujillo o Yuste; no puedo asegurar que conociese a fondo otras ciudades o lugares de Extremadura, si exceptuamos lógicamente Plasencia u orellana su pueblo natal.

Otra pasión suya fue la literatura, todos los volúmenes que aparecían como novedad, con preferencia de consulta, los adquiría por elevado precio que tuvieran; pero es de suponer que no le restasen horas para la lectura.

 En su casa sita en la calle Bravo nº 15 habrá quedado sobreentendido, D. Joaquín daba clases de música casi sin descanso, de la mañana a la noche, ya habiendo atendido sus menesteres religiosos en las primeras  horas del día, de modo asiduo en la catedral, aunque celebraba misa con asidua periodicidad en distintos templos: San Esteban, San Nicolás, etc.. Esteban le hizo de monaguillo, y el que le enseñó a serlo no fue Don Joaquín sino un seminarista de su pueblo en uno de los veranos que coincidieron, “Alonso Martín” que a posteriori celebraría su boda en Guadalupe.

Al regreso de la Catedral ya cumplidas sus obligaciones religiosas D. Joaquín desayunaba frugalmente y antes de comenzar las clases practicaba al piano por espacio de media hora; (es obvio que no tenía mucho tiempo para estudiar), pero quería mantener sus dedos en forma; le oía repetir trozo a trozo, día tras día, año tras año, el lustro que estuvo en Plasencia, los estudios nº 4 y nº20 de la Escuela del Virtuoso de Carl Czerny, opus 365; si algún día, comentaba, hubiera dejado de oir esos estudios,  a la misma hora, durante el mismo tiempo, del mismo modo, hubiese pensado que se había alterado el ritmo de mi existencia, y en efecto así sucedió, el día que no pude oír aquellos estudios, porque  había dejado de estar en Plasencia.

Los frutos de aquellos alumnos en los que vertió su enseñanza se tradujeron en fructíferos resultados trascendentales en ciertos casos para el devenir de la historia musical no solo en Extremadura sino en España en un contexto ilimitado.

De Plasencia salieron alumnos solidamente preparados que tuvieron en D. Joaquín a su primer maestro, no ya solo en sentido cronológico, asimismo en fundamentales connotaciones de la cultura musical y humana.

Me contraria sobremanera la imposibilidad da relacionar la enorme cantidad de discípulos a los que D. Joaquín guió y que por una u otra causa se han distinguido dentro y fuera de nuestra tierra.

  • Manuel García Matos, nacido y crecido en Plasencia, fue Catedrático del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, y sin duda el investigador musical más sobresaliente que en su área ha tenido España e incluso Europa. Se conserva una dedicatoria a D. Joaquín  que Manuel García Matos, inserta en su obra “lírica  Popular de la Alta Extremadura” publicada en la Unión Musical Española  en Madrid en el año 1.944; dice así:” A Don Joaquín Sánchez, mi amado e inolvidable maestro, en prueba de gratitud profunda y de  cariño inmarcesible” lleva su rúbrica legible, y el mismo García Matos escribe debajo la fecha en que se entrega el libro dedicado a su maestro 30-10-1.944.

  • José María Mancha, persona que fue muy conocida en Plasencia; sacerdote, natural de Guareña, provincia de Badajoz, organista de vasto repertorio y lúcido pianista; también catedrático de órgano del Conservatorio de Madrid, antes había ejercido de Organista titular en la Catedral de Astorga y más tarde Organista titular de la Catedral de Madrid y profesor de nustro insigne paisano director del Real Conservatorio de Música de Madrid por lo que en medida pudiera considerarse a éste descendiente musical en línea recta con D. Joaquín Sánchez.

  • Isidoro García Polo, nacido en Cáceres, fue director de los coros Extremeños de Plasencia, fue titular de la Orquesta Filarmónica de Madrid e invitado habitual en diferentes y señaladas circunstancias para dirigir agrupaciones sinfónicas, entre ellas, la Orquesta de Radio Televisión Española.

La nomenclatura se haría prolija en exceso, inacabable, si tuviéramos que dar un mínimo detalle de cada uno de los alumnos de D, Joaquín que en justicia lo merecen, por una ejecutoria sin mácula.

Es acaso número de composiciones llegaron hasta nosotros las cuales tuvo el gusto de ver y algunas guardar como el himno a Plasencia que compone y dedica en 1.913 tan solo un año después de fijar aquí su residencia

Para Esteban el estar cerca de su tío Joaquín no supuso  una accesibilidad palmaria debido a la corta edad de este, por tanto la total dimensión de su tío la fué comprendiendo con el paso del tiempo y ese mensaje de Unamuno que hizo que se enfrentara a su tío en una de sus visitas a Plasencia.

 Esteban fue leyendo a lo largo de su vida la obra de Unamuno y empezó a sentirse identificado y lejos de disminuir fue “in crescendo”. El fermento de esas experiencias le indujeron a pensar, sin demasiado miedo a la error que al menos en un aspecto, D. Joaquín no estaría de acuerdo con Unamuno; y la solución era simple: Para Unamuno los misterios ahogan la fé, por eso la fé necesita una explicación razonada que ni la razón ni sus razonamientos podían darle; en lo más hondo de su ser, unamuno luchaba con su agnosticismo hasta renegar de él, sin conseguir evitarle. Unamuno confiesa en el primer capítulo de su obra, “soledad” y no digamos en su excelso poema “el cristo de Velásquez”, como y porqué Dios se le revela por vía cordial en cambio para su tío la fe está más allá de toda demostración usual, si no, no sería fé, la fé era para Don Joaquín la virtud que podía y debía enriquecer.

Retornemos a la música donde la sonora caja pétrea catedralicia envolvía a Esteban con los registros del órgano, ora monocordes, ora compactos, ora restallantes y se hacía una pregunta ¿ porqué no le enseñaba a tocar tan peculiar instrumento que él tan bien dominaba ¿ y las causas eran elementales; rara vez es viable tener en casa un instrumento de tales características, antes, aún menos que ahora, y tampoco hubiera sido nada ortodoxo estudiar o dar clases en una Catedral. En todo caso fuera de la liturgia D. Joaquín prefería el piano y se supone por las múltiples partituras pianísticas que nutrían sus estanterías y del ininterrumpido uso que de ellas hizo.

Esteban Sánchez  Herrero, nació en  Orellana  la Vieja, un 26 de abril de 1.934, en la calle José Antonio nº28; el primero de los diez hermanos, hijos del matrimonio formado por Joaquín Sánchez  García y Juana Herrero Jiménez.

Ya de pequeño, se sentaba ante el teclado de un piano que poseía su familia, por mediación de un tío abuelo suyo que era el Maestro de Capilla de la Catedral de Plasencia. “La vocación despertó en mí, - nos dirá en una de sus muchas entrevistas- a los seis años .  Su citado tío, D. Joaquín Sánchez, descubre en él las posibilidades futuras y se lo lleva a Plasencia a los siete años, donde comienza a iniciarse en la música. 

Éste viendo su talento prodigioso y su genialidad artística, le manda a Madrid, donde ingresa al año siguiente en el Real Conservatorio de Música y Declamación, presentándose, en la primera convocatoria,  simultáneamente en  tres años de Solfeo y los tres primeros de Piano, despertando una gran admiración entre profesores y alumnos.

La Señora Parodi, Catedrática de enseñanza Superior de Piano, asombrada de las dotes personales de Esteban, le ofrece, desinteresadamente sus conocimientos y ayuda. Ella hace pasar a Esteban de un sencillo muchacho que llamaba la atención en sus exámenes de conservatorio a una figura de prestigio internacional  y de las primeras en el arte del Piano. De su maestra hereda Esteban las más elevadas virtudes musicales. Así, en la muerte de la gran profesora (1.887-1.973), se recordará a Esteban Sánchez como el mas excelente de los muchos profesores e interpretes que formara su talento, a quien Julia Parodi quiso como un hijo.

Cada vez que Esteban toca a Turina o Albeniz -nos sigue diciendo la prensa de aquellos días- rinde homenaje a su maestra, pues en el discípulo se reflejan las más características virtudes heredadas. Sobre  todo, ese vuelo romanticista, materializar una música antes soñada y ese conceder, después de muchas horas de trabajo, su margen de inspiración al momento crítico del concierto.

Y allí sigue en el Real Conservatorio haciendo el progreso de los genios.

Un día con motivo de visitar Pierino Gamba - El gran Director niño Italiano- el conservatorio, Esteban, que interpretaba al piano los clásicos, produce también como era de esperar, el asombro en el visitante y surge enseguida una fraterna amistad entre los dos jóvenes intérpretes.

Otro día será Cortot, el celebre Pianista francés, quien vendrá a Madrid y la Señora Parodi, antigua alumna de éste, le habla de Esteban. Le insta para que le oiga y Cortot, escamado ya de los niños prodigio acepta un poco rezagado y más que nada por complacer a la señora Parodi. Pero Esteban tarda poco en echar abajo toda clase de prejuicios en Cortot: el tiempo que tardan sus dedos en ponerse sobre el teclado para interpretar las difíciles partituras del inmortal Debussy. Y Cortot, asombrado exclamará: “Il est la perfection. Ces petoit enfant est un musicien international!. Cortot que tenia el billete del expreso de Barcelona en el bolsillo para ese mismo día pierde el tren por escuchar a Esteban. El estimado pianista francés anima a Esteban para que vaya a París y tome parte en el curso de perfeccionamiento de Beethoven. Mientras tanto al cumplir los 12 años concluye su carrera de Piano y obtiene el primer premio de Música de Cámara, en el Real Conservatorio. De él diría su maestra Parody. Este niño va a ser un segundo Iturbi..... le aseguro que es un caso único. Ha sacado toda la carrera con sobresalientes en todas las asignaturas . A los trece años se revela en el Círculo de Bellas Artes como un joven pianista interpretando obras de Bach y Mozart, haciendo exclamar a la crítica como quien se encuentra ante un elegido del destino.

Con una Beca marcha a París oyendo los consejos del maestro Alfret Cortot y posteriormente irá a Roma con el maestro Carlos Zecchi, el cual se lo quiso llevar a Salzburgo donde tenía alumnos como Daniel Barembin, Claudio Abbado y Zubin Mehta, Esteban no aceptaría dado los conciertos que tenía programados.

El niño Esteban Sánchez, triunfará en París rotundamente. La “sonata 26 y los Adioses, interpretados por el diminuto artista llaman la atención de todos los grandes maestros que le escuchan. Le llueven contratos. Gravaux le ofrece gratis su sala de conciertos para que dé recitales y nadie quiere que salga de París.

Mientras tanto ha ido cosechando premios y premios. Aparte el ya citado de Primer premio de Música de Cámara del Conservatorio de Madrid (1.948), conquista el premio Eduardo Aunós del Círculo de Bellas Artes de Madrid (1949). Premio Masaven (1.950). Y por esta época Parisina a que nos estamos refiriendo, Diploma de honor en el concurso internacional “Margarita Long (parís 1.951).

Y posteriormente iría conquistando otros muchos países, como tercer premio en el concurso internacional Busoni (Italia 1.952). El primer premio de virtuosismo de la Academia Santa Cecilia de Roma (1.954). Primer Premio Internacional Casella (Nápoles 1.954). Medalla Dinu Lipatti de la Fundación Cohen (1.955). Becario de la fundación Juan March (1.963). Y un largo etcétera de actuaciones y éxitos.

Ha actuado, en efecto, ante los públicos de casi toda Europa y al otro lado del Atlántico, logrando siempre los mejores elogios de público y crítica. En Madrid hizo su presentación  actuando como solista del cuarto Concierto de Beethoven, con la Orquesta Nacional, y su éxito fue de lo más memorable.

Su actividad de concertista la alterna con otras realizaciones discográficas, entre la que cabe destacar la versión integral de la Suite Iberia de Isaac Albéniz y la conmemoración bicentenario del nacimiento de Beethoven  con su cuarto concierto de Piano y Orquesta que significa la primera grabación hecha en España de un Concierto de Beethoven.

A los 20 años es un pianista consagrado, entre las primeras figuras internacionales de la música. Y por recoger algunos juicios de aquella época, baste recoger la merecida por Aloes Mooser, le apodaban “el patriarca de los duros”, era el crítico musical más importante y respetado de Europa en aquel momento, y posiblemente el más exigente de todos ellos, : “Totalmente poseído por la música y el ritmo- a los que se entrega con verdadero frenesí, pero sin perder dominio de sí mismo- pone Esteban Sánchez en sus interpretaciones tal ardor y tal pasión, que ejerce irresistiblemente atracción sobre el Auditorio. En posesión de una técnica deslumbrante, precisa y vigorosa, su juego pianístico es a la vez enérgico y blando, con diversidad de matices, que se adapta a las impresiones impalpables tanto como a los diversos desenfrenos sonoros. Esteban Sánchez tiene sobre la mayoría de los pianistas de su generación, la ventaja inestimable de usar, con tanta maestría como tacto de los matices intermedios (el mezzopiano sobre todo) lo cual comunica a su manera de tocar constante variedad y singular seducción. Así se expresaba Aloys Mooser, en la suisse de ginebra el 11 de Mayo de 1.954 con motivo del Concurso Internacional de Piano A Casella.

Copiemos algunas otras notas de la prensa y de la crítica, entresacadas al azar, entre otras muchas. Por ejemplo, con motivo de su actuación en Bolzano. “Alto Adige, el 3 de marzo de 1.953, diría: Los ejecutantes han sido plenamente aplaudidos, especialmente el jovencísimo español Esteban Sánchez Herrero, cuyas actuaciones han sido verdaderamente extraordinarias.

El mismo periódico diría tres días después: “Crónica de Bolzano. Como habíamos dicho, el jurado ha querido escuchar otra vez al pianista español Sánchez Herrero, que ha ejecutado, de manera brillantísima y perfecta, Liszt y Turina.

Ese mismo día diría “L Adige : Mucho se ha hablado del jovencísimo español Herrero; a nuestro parecer este pianista es sobre todos los 48 concursantes el que dispone de mayor personalidad artística. Sus ejecuciones han apasionado a público y crítica  y sus interpretaciones extremadamente sinceras, han alcanzado el más alto nivel mas alto nivel expresivo y técnico.

Y todavía, leemos lo que decía “Il Giornale de Trieste de esa misma fecha: La simpatía del publico la llevó por entero el jovencísimo español Sánchez Herrero, al que se adjudicó el premio de 10.000 Liras. Al parecer el joven pianista español recibió del publico una clamorosísima y merecida ovación .

Y para no recargar mi sencillo trabajo de citas y recuerdos, todas de la misma índole, volveré sobre algunas notas recuerdos de su vida.

Esteban Sánchez Herrero contrae matrimonio con Mª del Carmen Cruz Sevilla, en el monasterio de Guadalupe, el 13 de Junio de 1.960, de cuyo matrimonio nacerán tres hijos. 

De nuevo aparece en su vida Extremadura. Esta Extremadura que ocupa un lugar predilecto en su corazón. Ya cuando niño, repetía en sus entrevistas: “Diga usted que mi mayor ilusión es dar conciertos en Extremadura, para que me conozcan en nuestra tierra. Dígalo, sí, que es la verdad. Eran unas declaraciones hechas en un lejano París. Y así lo cumple Esteban Sánchez, dando recitales en Guadalupe, Trujillo, Cáceres, Badajoz, Plasencia, Llerena. Etc. Y deleitando a sus paisanos de Orellana.

Y ahí estaba Esteban Sánchez, como ya dije al principio, dando clases en el Conservatorio de Badajoz, dejando de lado otros contratos más sustanciosos de diversas provincias, porque esta es “su Extremadura; y, porque, como él decía, el arte no se puede vencer.

Estas son algunas pinceladas de Esteban Sánchez, el niño que pasaba sus vacaciones en Orellana la Vieja, de donde tenía que ir a Campanario en un burro a tomar el tren para Madrid. El artista que de niño jugaba con los animales y se dedicaba a jugar al ajedrez, y a hacer crucigramas... y a leer mucho y de todo. El artista que de hombre, cogía el camino de Extremadura cada vez que se lo permitía  su apretado calendario de trabajo, para pasar un rato con sus gentes del pueblo a quienes admiraba y quería. Porque con su alma de Artista sabe leer la profunda filosofía de estas gentes curtidas por el sol y el frío, por la esperanza de mejorar sus vidas y sus tierras. El artista que trata de mejorar esta tierra con su ciencia y su saber que viene a repartir, con su colaboración, “ porque- como muchas veces nos decía- los hombres deben de aportar en el lugar de donde son.