Los años Iniciales: “El Rey. Por quanto por parte de
vos Juan Vázquez, músico natural de la ciudad de Badajoz, me ha sido hecha
relación que vos aveys hecho un libro de música...” Así se inicia el
protocolo de la cédula real, otorgada en Valladolid por la princesa doña
María, hermana de Felipe II, el 9 de Febrero de 1955, facultando a Juan
Vázquez para imprimir y vender su Agenda Defunctorum. Aclarado el lugar de
procedencia, queda aún incógnito el año del nacimiento de nuestro artista
y otros detalles importantes en relación con su familia.
Hemos de esperar hasta 1530 para saber algo de
Vázquez. El 22 de abril de aquel año el Cabildo de su ciudad lo nombra
cantor y se le asienta el salario den la cuantía de 15.000 maravedíes.
Meses mas tarde –el 30 de septiembre- una nueva disposición capitular
establece medidas disciplinares sobre os niños, que servían en la
catedral. Para su formación musical, los canónigos eligen a Juan Vázquez,
que diariamente habría de impartir a los “cantorcitos” una lección de
canto de órgano y contrapunto y otra de canto de llano, a la que asistían
también los niños “de altar”.
Juan Vázquez aparece, pues, como cantor, cuya
competencia artística es reconocida por el cabildo badajoceño. Por otra
parte, la data de estos documentos nos parece importante para orientarnos
sobre la fecha de su nacimiento. El año probable, que Anglés sitúa
alrededor de 1.520, habrá que adelantarlo hacia la primera década del
siglo.
Panorama musical pacense: Determina la presencia de
Vázquez en su ciudad nativa, surge inevitable la pregunta: ¿Quiénes fueron
sus maestros?
La documentación consultada nada nos dice sobre este
punto tan importante para explicar la personalidad del polifonista. No
obstante la afirmación de Anglés de que “Vázquez fue un músico andaluz por
su formación...” habrá que buscar entre los músicos coetáneos de la
catedral pacense, maestros y cantores, que indudablemente influirían en
él.
Por constitución capitular se ordenaba a los
sochantres y maestro de capilla a dar su “lección de canto” a los jóvenes
de coro, menester éste en el que participaban, como ya dijimos, los
cantores. Entre los músicos activos en la catedral, en la primera mitad
del XVI, anotamos los siguientes: Francisco Peinado, sochantre, y
Francisco Grageras, que sirvió en este oficio desde el año 1521. Fernando
Díaz, vecino de Badajoz, cantor y maestro de capilla desde 1.524. Los
cantores Carjal, oriundo de Zafra, Sabastián Espinaz, Juan Pérez... ,
contemporáneos todos de Vázquez.
Reclaman igualmente nuestra atención los organistas
de la época, Juan Fernández y Juan de Trejo. Aquél es el primer tañedor de
los órganos catedralicios, que aparece documentado hasta 1.531, en que
cesa. Al vacar dicho oficio, el Cabildo publicó edictos para ocupar la
plaza . Concurrieron dos maestros, Juan de Trejo y Solórzano, efectuándose
los ejercicios de oposición antes de la fiesta de San Juan de 1.531. El
bachiller Juan de Trejo –que se alzó victorioso en la competición- sirvió
los órganos de la catedral durante más de cuarenta años.
Otra circunstancia a tener en cuenta para describir
el entorno cultural en que aflora Juan Vázquez, viene determinada por la
situación geográfica de Badajoz. Puente tendido entre Portugal y España,
la frontera de Caya enlaza ambas naciones. “Recordemos sólo que, en el
siglo XVI, por Caya y Badajoz entraron, entre otros personajes lusitanos,
doña Isabel de Aviz, esposa del Emperador Carlos V, y doña María de Aviz,
primera esposa de Felipe II. Entre sendas comitivas que en Badajoz
recibieron a las princesas portuguesas, hallábanse los mejores músicos de
la corte española y con ellos, en ambas ocasiones, Antonio de Cabezón”.
Así se expresa Santiago Kastner. “Huelga decir –prosigue- cuan
beneficiosos resultaban para el desarrollo de la vida musical badajocense
el paso y la presencia de tantos músicos ilustres, oriundos de distintas
regiones de España y de Portugal, y de otros países.
En este ambiente, de encrucijadas culturales, hay que
situar los primeros pasos de Juan Vázquez, cuyo genio despierta y madura
en su ciudad, para enriquecerse después en otras latitudes.
Nuevas actividades en la catedral: Durante el bienio
1.531-1.532 hay un silencio documental en torno a nuestro artista. ¿Se
ausentó acaso de Badajoz? Creemos que no, ya que en los cabildos
extraordinarios de San Juan de estos dos años, se mantienen en sus
respectivos oficios todos lo serviciarios de la Iglesia. El 5 de marzo de
1.533 sabemos ciertamente de su presencia activa en la catedral. Aquel día
el Cabildo acuerda una disposición, que habría de ser muy beneficiosa para
la vida musical catedralicia: todos los jóvenes –canónigos, clerizones y
mozos de coro- han de ser instruidos en la práctica del canto. Preside la
sesión capitular fray Alonso de Guzmán, “epíscopus trugillensis”,
visitador del obispado por su señoría don Jerónimo Suárez. Los canónigos
reconocen la falta de un hombre competente para la enseñanza musical de
los jóvenes y quieren dar una solución definitiva al problema. Para ello
recurren de nuevo a Juan Vázquez. El documento presenta algunas novedades
respecto a otras disposiciones similares: se obliga a tomar lecciones de
canto no sólo a los mozos de coro, sino también a los prebendados jóvenes,
que entonces “eran, así como los que de aquí en adelante vinieren a ser
beneficiados desta yglesia”. Aquella alegre tropa de canónigos mancebos,
clerizones y mozos de coro se reunía cada día, en le claustro junto al
altar de san Juan, bajo la dirección de Vázquez, que les daba lecciones de
canto llano y canto de órgano, una hora por la mañana y otra por la tarde.
Entre el canto coral y la labor didáctica en el
claustro, se repartía el trabajo de Juan Vázquez en la catedral. Sin
embargo, dos años después accedería a un nuevo cargo musical: el 26 de
junio de 1.535 se le nombra “sochantre”, ocupando la vacante que en el año
anterior se había producido con el cese de Francisco Grageras. Aunque el
Cabildo había ordenado al secretario escribir a Sevilla, Plasencia y a
otros sitios “donde más cómodamente se pueda aver para un sochantre para
esta yglesia”. Los canónigos badajoceños recurrieron una vez más al músico
paisano “por ser persona habile e suficiente para ello e le mandaron que
haga su oficio de sochantre y enseñe los moços de coro conforme a la
constitución”
Juan Vázquez sirvió este cargo hasta septiembre de
1.538. El 13 de aquel mes, D. Baltasar Briceño chantre “ante los señores
deán y cabildo presentó por sochantre a Gonçalo Sánchez clerigo...” y
cuatro días después “nombraron por sochantre a Francisco Hernández Bermejo
que al presente es capellan e proveyeron de su capellania a Gonçalo
Sánchez e mandaronle asentar en los libros de la yglesia...”. El 2 de
octubre, interesado en la preparación de los niño sd e coro, el Cabildo
ordena que el sochantre “los enseñe a cantar y a dezir los versos e aya de
cada uno dellos el salario como lo llevava Juan Vasquez sochantre que fue”
En el verano de 1.538 nuestro artista se ausenta de
Badajoz, a donde no volverá hasta 1.545 en calidad de maestro de capilla.
Desconocemos por ahora los motivos de su marcha, pero lo cierto es que en
1.539 aparece en Palencia, iniciando una nueva singladura artística por
tierras castellanas, que habría de dejar profunda huella en el desarrollo
de su personalidad.
ETAPA CASTELLANA
Es poco lo que sabemos de Juan Vázquez durante los
años que median entre 1.538 y 1.545. Miguel Querol descubrió –con la ayuda
de Kastner- al pacense como cantor de la catedral de Palencia en 1.539 y
es probable que permaneciera allí hasta 1.541. Este año –nos dice Jaime
Moll- cobró veinte ducados “para dar a Juan Vásquez, cantor, que vino
desde Palencia a esta villa de Madrid, los quales su Sª. Le mandó dar para
su camino”. García Basurto, maestro de capilla de la catedral palentina en
1.521, dirigió sucesivamente la capilla del Cardenal Tavera y
posteriormente la de los Infantes en la Corte de Arévalo, a la que se
trasladaron –muerto el Arzobispo- los cantores que componían su capilla.
Pero ni en Arévalo ni en Toledo han aparecido mas documentos sobre el
músico pacense. Eleanor Russell se pregunta: “¿Se quedó Vázquez con la
capilla en Palencia? ¿Llegó a ser cantor en la capilla del Arzobispo? ¿O
quizá se trasladó a la pequeña corte de Arévalo? Hasta ahora no lo
sabemos. Lo que si es más cierto es que en le década 1.535-45 Vásquez, de
alguna manera, llegó a tomar contacto con el círculo de músicos de las
cortes nobles y esto se ve claramente por las piezas suyas que concuerdan
musicalmente con obras de los cancioneros castellanos”. Y para apoyar su
aserto, la investigadora norteamericana aduce varias obras de Vázquez, que
se hallan incluidas en las colecciones de los vihuelistas castellanos
Enrique de Valderrábano, Diego Pisador....
MAESTRO DE CAPILLA EN BADAJOZ.
Tras los años de ausencia en tierras castellanas,
Juan Vázquez retorna a Badajoz, ahora como maestro de Capilla en 1.545,
sucediendo a Luis de Quiñónez, que en el año anterior había dirigido la
vida musical catedralicia. En este cargo se mantendrá ininterrumpidamente
hasta mediado el verano de 1.550, en que se despide al parecer de la Seo
pacense.
Las cuentas de fábrica le asignan una y otra vez
25.000 maravedíes de salario anual, cantidad inferior ala que percibía por
aquellas fechas el organista Juan de Trejo. El libro 2º de actas, en el
acuerdo de 27 de abril de 1.547, precisa “las cosas quel maestro de
capilla desta santa yglesia de Badajoz es obligado a haczer y continuar en
su oficio”. Si esta disposición es interesante para conocer la vida
musical catedralicia en el siglo XVI, para nuestro trabajo tiene una
singular significación, ya que nos permite conocer con todo detalle al
actividad de Juan Vázquez en la catedral: Días de asistencia obligatoria a
coro, programa musical en fiestas y procesiones, horario de clases, etc...
, sin olvidar detalles como el sitio quedebería ocupar el maestro en las
funciones litúrgicas, “en el choro del dean encima de todos los capellanes
y debaxo del sochantre”. El 4 de Mayo el secretario capitular notificó al
maestro la disposición del Cabildo.
¿Cuáles fueron las relaciones personales del músico
con el Cabildo? A juzgar por los documentos, no hubo problema alguno entre
el maestro y los canónigos pacenses. Vida monótona la de Vázquez,
entregado al trabajo en el coro y en el claustro, enseñando a sus
discípulos. Nada extraño, que mereciera reseñarse en las actas
capitulares. Sin embargo, en la sesión de 7 de noviembre de 1.548 se anota
la siguiente licencia:
“Este día y cabildo los dichos señores dieron
licencia a Juan Vázquez maestro de capilla por quarenta días para que vaya
a Villaviciosa a curarse” (ACB, LIB. 2º FOL. 178).
Este pequeño apuntamiento tiene para nosotros
singular interés, ya que es la única vez que consta de un viaje del
maestro al vecino Portugal. Santiago kastner anota otro viaje que hizo
Luis de Quiñónez a la misma ciudad portuguesa y los contactos posteriores,
cada vez más frecuentes entre los músicos portugueses y pacenses. “No cabe
duda que en este lugar (residencia de la corte ducal de los Braganza),
donde tan asiduamente se cultivaba la mejor música, donde se reunía poco a
poco una biblioteca musical importantísima y se favorecía a artistas
nacionales y extranjeros, el maestro de capilla de la catedral de Badajoz
podía, por otro lado, ponerse al corriente de las novedades musicales
llegadas de distintas partes de Europa y, por otro, dar a conocer algunas
de las más recientes composiciones concebidas en España”. Kastner ha sido
el primero en poner de relieve este mutuo trasvase entre “el arte sonoro
español y lusitano” a través de Badajoz. Juan Vázquez, con ocasión de su
saludo quebrantada, tomaría así contacto con los músicos de la casa de los
Braganza (y sospechamos que talvez no sería este el único viaje). En su
baúl marcharían con él sus villancicos y madrigales, manuscritos aún, pero
que ya gozaban de gran notoriedad en España, interpretados por los más
eminentes vihuelistas de la época.
En 1.549, al renovársele el nombramiento de maestro
de capilla, el secretario añadió al nombre de Vázquez el apelativo de
“clérigo”. Mas tarde en Sevilla. 1.556, sabemos que es sacerdote. Pero no
consta en qué ciudad ni cuándo recibió el sagrado orden del presbiterado.
ANDALUCÍA. Los Mecenas de Vázquez.
Las cuentas de fábrica de 1.550-51 anotan por última
vez el nombre de nuestro artista en la catedral de Badajoz. A juzgar por
el salario percibido, sirvió poco más de un mes como maestro de capilla,
sucediéndolo en el cargo un músico flamenco. Bruxel de nombre, cuya
estancia en Badajoz duró poco tiempo.
“No sabemos qué motivos le indujeron a abandonar su
ciudad, pero en virtud de que en 1.551 aparece al servicio de Antonio de
Zúñiga, en Andalucía, es de presumir que encontró mejores condiciones de
vida en la casa de aquel patricio”. En Osuna y Sevilla tuvo la gran
oportunidad de dar a la imprenta sus obras, circunstancia esta muy
singular, por lo desusada, entre nuestros compositores del XVI. Allí
también pudo ponerse en contacto con los más ilustres músicos de la
escuela andaluza –fray Juan Bermudo. Cristóbal de Morales, Francisco
Guerrero –con los que al parecer tuvo estrechas relaciones. El tratadista
franciscano estimó tanto la música del pacense, que no dudó en proponer
como modélicos los “villancicos del acertado Juan Vázquez”. Este, por su
parte, nos ha dejado en frases lapidarias el mejor elogio, que en su época
se hizo a los dos “grandes” de la polifonía sevillana.
A juzgar por las dedicatorias de sus obras impresas,
los últimos pasos de la vida de Vázquez discurrieron en el ambiente
refinado de la aristocracia sevillana. Eleanor Russell se ha ocupado en la
identificación de estos nobles andaluces, destinatarios de sus obras. En
1.551 pocos meses después de la marcha del compositor a Andalucía, aparece
la primera colección de Villancicos y Canciones.... a tres y a a quatro,
impresa en Osuna por Juan de León. El autor le dedica a “Antonio Çuñiga mi
señor”. Este procer sevillanano -perteneciente a la más alta nobleza
española- no es otro que don Antonio de Zúñiga, prior de San Juan.
Más problemática nos parece la identificación del
destinatario de la Agenda defunctorum (Sevilla 1.556): “Joanni Bravo” viro
nobilísimo ac domino suo”. E. Russell, apoyándose en Robert Stevenson,
descarta la hipótesis de Anglés de que el nombre fuera simbólico y
referente a Juan de Téllez Girón, conde de Ureña, y se inclina a
identificarlo con Juan Bravo de Morata, hijo de Martín Bravo Morata,
familia oriunda de Lorca.
Gonzalo de Moscoso y Cáceres Peña es el destinatario
de la última de las obras de Vázquez, que ha llegado hasta nosotros:
Recopilación de sonetos y Villancicos a quatro y a cinco (Sevilla, 1.560).
Personaje desconocido en 1.946 por Anglés, hoy podemos decir que
pertenecía a una familia de hidalgos extremeños, los Moscoso de Badajoz y
los Cáceres Peña de la provincia hermana.
En Sevilla (¿?) Juan Vázquez completó los años de sus
vida en fecha desconocida –como la de su nacimiento-, pero ciertamente
posterior a 1.560, en que está datada su última obra.
Aunque aún quedan muchos espacios vacíos, éstas son
las noticias que tenemos de la vida de Juan Vázquez. Los largos años
pacenses, vecina Portugal, Castilla y Andalucía son las coordenadas que
determinan la figura y la obra del polifonista de Badajoz.
Música la de este clérigo pacense del XVI, que supo
abrir la tradición sonora nacional a nuevos aires europeos, asimilando,
aunque tímidamente, la forma la forma “madrigal” de factura italiana, como
un leve Gracilazo musical. En el catálogo de sus obras inventariadas, las
composiciones de signo profano superan a las dedicadas al culto divino. Y
esta circunstancia nos puede equivocar sobre un juicio auténtico acerca
del espíritu y estética del autor. No han aparecido otras obras impresas,
que sabemos compuso, y en el archivo de la catedral de Badajoz faltan las
obras manuscritas de sus años de maestro de capilla. Su Agenda defunctorum,
que ahora publica el P. Samuel Rubio, puede salvarnos de esa visión
unilateral de la obra de Juan Váquez. Al escuchar los acentos de “esta
música grave y triste para levantar nuestro espíritu al Creador y movernos
a devoción-como él expresara-, recordamos a otro gran artista, el pintor
Luis de Morales, paisano y contemporáneo del polifonista, y cuyos temas
dolientes podrían ambientarse musicalmente con las armonías severas de la
Agenda defunctorum.
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