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CD: Juan
Esquivel de Barahona
Coro de la Universidad de Extremadura
Dctor: Francisco Rodilla León
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Partitura Motete DUO SERAPHIN de Juan Esquivel de Barahona
Dctor: Francisco Rodilla León
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Una
muestra de la riqueza de fondos musicales que poseen las catedrales de
Extremadura es la conservación de buena parte de las obras de los más insignes
músicos del siglo XVI. Así ocurre, por ejemplo, con la obra del polifonista de
Ciudad Rodrigo (Salamanca) Juan Esquivel Barahona (h. 1560-1526), uno de los
compositores más relevantes del Renacimiento tardío en España, junto a otros
quizá más conocidos como Sebastián de Vivanco, Alonso Lobo o, el más famoso de
todos, Tomás Luis de Victoria.
La
importancia de este músico fue valorada, entre otros, por el reconocido
musicólogo Samuel Rubio, quien a principios de los años cincuenta realizó un
interesantísimo trabajo sobre el catálogo de música de la catedral de
Plasencia. Se expresaba en estos términos: “En los anaqueles de sus archivos
musicales yacen un sinnúmero de piezas que serían suficientes, por sí solas,
para consagrar el pasado de un país y el nombre de sus autores. El estudio y
publicación de estas obras constituirán, en muchos casos, una verdadera
revelación, que hará pasar, del casi completo olvido a la categoría de genio a
más de un autor. La catedral de Plasencia nos proporciona una buena prueba de
nuestras afirmaciones. Entre los libros que, con música de facistol, se
guardan en ella hay uno que contiene sesenta y dos obras de Juan Esquivel de
Barahona, cuyo nombre figura en las historias más documentadas de la música
española, entre otros varios de su época, de los que no se sabe otra cosa más
que existieron y que fueron maestros de capilla de tal o cual sitio. Pues
bien: transcritas y estudiadas muchas de las obras de Esquivel, podemos
afirmar, sin temor a ser desmentidos, que este gran polifonista debe ser
colocado con toda justicia, al lado de los más insignes de la escuela
española. […]Por esto juzgamos de
extraordinario interés la publicación de índices de la música existente en
nuestras catedrales, ya que es orientar a investigadores y musicólogos en lo
mucho que aún queda por recorrer y descubrir en el largo y ancho camino de
nuestra historia musical”.
Que sepamos, Esquivel
llegó a publicar cuatro libros de música: el primero de todos contenía seis
misas, Missarum Ioannis Esquivelis...liber primus, fue editado en
Salamanca en 1608 y se conserva exclusivamente en el archivo capitular de la
catedral de Badajoz. Este volumen contiene las siguientes obras:
Asperges me, a 4; Misa
Ave Virgo sanctissima, a 5; Misa Batalla, a 6; Misa Hexacordo, a 8; Misa
Ductus est Iesus, a 4; Misa Gloriose Confessor Domini, a 4; Misa Pro defunctis,
a 5;
In
paradisum, a 6.
Es una
lástima que el volumen no se conserve íntegro, ya que carece de las siguientes
páginas: 1-2, 55-90
y 237-244. Como consecuencia, no figura el motete introductorio Asperges me;
así como el Kyrie, el Gloria y parte del Credo de la
Misa de batalla; aparecen incompletos el Sanctus y la antífona de
la comunión de la Misa pro defunctis. Tampoco se conserva el motete
In paradisum. Se trata, en todo caso, de un ejemplar importantísimo, ya
que es el único que se conserva en la actualidad.
Una
segunda publicación Motecta festorum et dominicarum..., vio la luz
también en Salamanca en el mismo año de 1068 y fue muy difundida por las
principales capillas catedralicias de la época, aunque en la actualidad sólo
hayan llegado hasta nosotros ediciones originales conservadas en las
catedrales de Coria, Badajoz y algunos motetes manuscritos en las de Plasencia
(sesenta y dos). En otros centros se halla también esta misma edición
original, en la catedral de El Burgo de Osma y Biblioteca de la Hispanic
Society of America en Nueva York, así como diez motetes
manuscritos que se conservan en catedral de Oviedo. La ubicación de esta
edición en la catedral de Coria era una circunstancia desconocida hasta hace
poco tiempo. En el
año 1996 facilitamos noticias sobre esta edición a Antonio Ezquerro, quien lo
publicó en la memoria de actividades del RISM- España
y en la comunicación que presentamos un año más tarde, en 1997, en el IV
Congreso de Musicología celebrado en Madrid.
Debemos citar finalmente a Mª del Pilar Barrios en cuya tesis doctoral sobre
la música en la catedral de Coria se da también cuenta de este hallazgo.
En el
volumen más completo, precisamente el de esta catedral de Coria, se conservan
los setenta y dos motetes de la edición original, aunque carece de las páginas
iniciales, las correspondientes a los textos de portada, dedicatoria, índice,
etc., y algunos fragmentos de música.
Se halla reencuadernado en madera sobre cuero con adornos
en los frentes y en los extremos y cierres. Las pastas miden 55 x 38 cm. y los
folios 51 x 36 cm. La reencuadernación ha provocado que en algunos casos no se
llegue a leer la cabecera, donde figuran la festividad a la que está destinada
cada motete, el nombre del autor en latín, Ioannis Esquivel, y el
número de página.
Hace muy poco tiempo el citado volumen ha sido restaurado y en la actualidad
se halla expuesto en el museo de la catedral.
Por su
parte, en la edición que se halla en la catedral pacense nos encontramos con
más lagunas, ya que se han perdido algunas páginas iniciales y finales de
música: así pues, entre las primeras no figuran ni el motete canónico Ave
Maria ni el comienzo de Salva nos, mientras que en las segundas
falta el final del motete In paradisum. Contiene, por tanto, 69 motetes
completos.
En el
libro de facistol número 64 de la catedral de Plasencia se hallan manuscritos
sesenta y dos motetes del mirobrigense. Con toda seguridad, se trata de una
copia obtenida a partir de una edición original que debió de existir en el
archivos de la citada catedral y es más que probable que, por su frecuente uso
y consiguiente deterioro, el cabildo de la catedral placentina acordara
realizar una copia manuscrita para continuar interpretando la música de
Esquivel. Llama la atención la fecha de copia, 1776, lo que prueba la
importante presencia de la polifonía clásica en nuestras catedrales hasta
finales del siglo XVIII e incluso, comienzos del XIX. El ya citado Samuel
Rubio, nos proporciona los datos más relevantes de la copia en cuestión:
“Manuscrito en
papel, partitura de atril, 10 pentagramas por página, 128 fols. numerados con
molde, de 55 x 37, 5 cm. Copiado en el año 1776. Los fols. 22 y 23 son de mano
posterior, copiados, sin duda para sustituir a los primitivos, deteriorados o
perdidos. Comienza la música en el fol. 1, numerado a la vuelta; en un folio
anterior al 1, y exento de toda numeración, se lee el índice con el
encabezamiento siguiente: Modula- | tionum index Sanctorum tam
communium quam proprio- | rum, inclusis etiam do- | minicis
Adventus, ac | Quadragesimae. [...] Encuadernación: pastas de
madera forradas de piel, reforzados sus bordes exteriores con cintas de
hojalata. En el lomo lleva dos números: uno hecho con pintura, que estando el
manuscrito derecho se lee 98, y al revés 86, y otro, hecho con molde, sobre
papel, 68. […] Este manuscrito está copiado con molde y con perfección
admirable; la mayoría de las letras iniciales van encerradas en hermosas
filigranas, hechas unas veces con molde y otras a mano. Se conserva en buen
estado.
Todas las obras que se
contienen en este manuscrito, a excepción de los núms. 5 y 19, son de JUAN
ESQUIVEL DE BARAHONA”.
Una tercera edición con
más de seiscientas páginas fue impresa en la ciudad del Tormes años más tarde,
en 1613. Tal publicación contenía Salmos, Himnos, versiones del Magnificat,
Antífonas de Beatae Virginis, cinco motetes, siete misas y un pequeño
Oficio de Difuntos. El único ejemplar completo de esta edición que se conserva
se halla en la Iglesia de Santa María en Ronda (Málaga), mientras que la
catedral de Coria sólo posee algunos fragmentos de esta gran edición (los
himnos, algunas versiones del Magnificat, las antífonas y los cinco
motetes). En lo que respecta al ejemplar de la catedral cauriense, debemos
señalar que lleva
guarniciones en piel y sus medidas son de 54 x 38 cm y que se mantiene en un
aceptable grado de conservación. Por nuestra parte, también dimos cuenta de su
existencia en la comunicación ya citada del IV Congreso de Musicología de
Madrid, dando a conocer por primera vez los contenidos del mismo y su
similitud con el ejemplar de Ronda.
Desgraciadamente la
última publicación del mirobrigense, correspondiente al año 1623, no ha sido
hallada, aunque sabemos que contenía “canciones para ministriles, fabordones,
himnos y motetes”.
Un análisis de su
producción musical nos revela a un Esquivel conocedor de las principales
técnicas compositivas, desde las más tradicionales a las más innovadoras.
Entre las primeras tenemos el uso habitual del contrapunto, la utilización de
la modalidad como base para las composiciones, el empleo de cláusulas como
elemento articulador entre secciones y las habituales disonancias preparadas.
Por otra parte, el mirobrigense conoce y utiliza el doble coro, hace uso de la
técnica del cantus firmus, aunque desde un punto de vista erudito, más
bien como un mero alarde técnico, establece el modo de la obra casi desde el
comienzo de la misma y se muestra muy acertado en ciertos recursos expresivos:
homofonía, disonancias no preparadas, pausas expresivas, etc. Además, debemos
señalar cómo, según demuestra la documentación de la época, estas
composiciones de canto de órgano (la música vocal polifónica) estaban
acompañadas habitualmente por un grupo de ministriles, cuya función no sólo
era la de doblar las voces o sustituirlas, sino también interpretar esta
música prescindiendo incluso de la capilla vocal.
Precisamente el
corpus de motetes que forma la edición de 1608 es el que ha servido de
base para nuestra tesis doctoral titulada “La polifonía de Juan Esquivel de
Barahona: Motecta festorum et dominicarum cum communi sanctorum 4, 5, 6, et
8 vocibus concinanda”, y que será defendida próximamente en la Universidad
de Salamanca. Además, en este año 2002 el Coro de la Universidad de
Extremadura, acompañado por “Ministriles de Marsias”, ha realizado en diversas
catedrales varios conciertos monográficos con la obra de este compositor:
Badajoz, Plasencia y Salamanca, y permanece a la espera de interpretar otros
en las de Coria y Ciudad Rodrigo. Es una muestra de lo que desde nuestra propia
comunidad y, en concreto, desde la Universidad de Extremadura se puede
realizar en beneficio del patrimonio musical extremeño: catalogación, estudio
y análisis, e incluso, interpretación de nuestra música. Una tarea que –
esperamos- siga dando sus frutos hasta la total recuperación y valoración del
importantísimo legado artístico que poseen las catedrales extremeñas.
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