Esteban Sánchez Herrero, nació en Orellana la Vieja, un 26 de abril de 1.934, en la calle José Antonio nº28; el primero de los diez hermanos, hijos del matrimonio formado por Joaquín Sánchez García y Juana Herrero Jiménez. Ya de pequeño, se sentaba ante el teclado de un piano que poseía su familia, por mediación de un tío abuelo suyo que era el Maestro de Capilla de la Catedral de Plasencia. “La vocación despertó en mí, - nos dirá en una de sus muchas entrevistas- a los seis años “. Su citado tío, D. Joaquín Sánchez, descubre en él las posibilidades futuras y se lo lleva a Plasencia a los siete años, donde comienza a iniciarse en la música. Éste viendo su talento prodigioso y su genialidad artística, le manda a Madrid, donde ingresa al año siguiente en el Real Conservatorio de Música y Declamación, presentándose, en la primera convocatoria, simultáneamente en tres años de Solfeo y los tres primeros de Piano, despertando una gran admiración entre profesores y alumnos. La Señora Parodi, Catedrática de enseñanza Superior de Piano, asombrada de las dotes personales de Esteban, le ofrece, desinteresadamente sus conocimientos y ayuda. Ella hace pasar a Esteban de un sencillo muchacho que llamaba la atención en sus exámenes de conservatorio a una figura de prestigio internacional y de las primeras en el arte del Piano. De su maestra hereda Esteban las más elevadas virtudes musicales. Así, en la muerte de la gran profesora (1.887-1.973), se recordará a Esteban Sánchez como el mas excelente de los muchos profesores e interpretes que formara su talento, a quien Julia Parodi quiso como un hijo. Decía Larrauri en el Noticiario Musical: “Cada vez que Esteban toca a Turina o Albeniz –nos sigue diciendo la prensa de aquellos días- rinde homenaje a su maestra, pues en el discípulo se reflejan las más características virtudes heredadas. Sobre todo, ese vuelo romanticista, materializar una música antes soñada y ese conceder, después de muchas horas de trabajo, su margen de inspiración al momento crítico del concierto”. Y allí sigue en el Real Conservatorio haciendo el progreso de los genios. Un día con motivo de visitar Pierino Gamba - El gran Director niño Italiano- el conservatorio, Esteban, que interpretaba al piano los clásicos, produce también como era de esperar, el asombro en el visitante y surge enseguida una fraterna amistad entre los dos jóvenes intérpretes. Otro día será Cortot, el celebre Pianista francés, quien vendrá a Madrid y la Señora Parodi, antigua alumna de éste, le habla de Esteban. Le insta para que le oiga y Cortot, escamado ya de los niños prodigio acepta un poco rezagado y más que nada por complacer a la señora Parodi. Pero Esteban tarda poco en echar abajo toda clase de prejuicios en Cortot: el tiempo que tardan sus dedos en ponerse sobre el teclado para interpretar las difíciles partituras del inmortal Debussy. Y Cortot, asombrado exclamará: “Il est la perfection. Ces petoit enfant est un musicien international!. “ Cortot que tenia el billete del expreso de Barcelona en el bolsillo para ese mismo día pierde el tren por escuchar a Esteban. El estimado pianista francés anima a Esteban para que vaya a París y tome parte en el curso de perfeccionamiento de Beethoven. Mientras tanto al cumplir los 12 años concluye su carrera de Piano y obtiene el primer premio de Música de Cámara, en el Real Conservatorio. De él diría su maestra Parody. Este niño va a ser un segundo Iturbi..... le aseguro que es un caso único. Ha sacado toda la carrera con sobresalientes en todas las asignaturas “. A los trece años se revela en el Círculo de Bellas Artes como un joven pianista interpretando obras de Bach y Mozart, haciendo exclamar a la crítica como quien se encuentra ante un “elegido del destino”. Con una Beca marcha a París oyendo los consejos del maestro Alfret Cortot y posteriormente irá a Roma con el maestro Carlos Zecchi. El niño Esteban Sánchez, triunfará en París rotundamente. La “sonata 26” y los “Adioses”, interpretados por el diminuto artista llaman la atención de todos los grandes maestros que le escuchan. Le llueven contratos. Gravaux le ofrece gratis su sala de conciertos para que dé recitales y nadie quiere que salga de París. Mientras tanto ha ido cosechando premios y premios. Aparte el ya citado de Primer premio de Música de Cámara del Conservatorio de Madrid (1.948), conquista el premio Eduardo Aunós del Círculo de Bellas Artes de Madrid (1949). Premio Masaven (1.950). Y por esta época Parisina a que nos estamos refiriendo, Diploma de honor en el concurso internacional “Margarita Long” (parís 1.951). Y posteriormente iría conquistando otros muchos países, como tercer premio en el concurso internacional Busoni (Italia 1.952). El primer premio de virtuosismo de la Academia Santa Cecilia de Roma (1.954). Primer Premio Internacional Casella (Nápoles 1.954). Medalla Dinu Lipatti de la Fundación Cohen (1.955). Becario de la fundación Juan March (1.963). Y un largo etcétera de actuaciones y éxitos Ha actuado, en efecto, ante los públicos de casi toda Europa y al otro lado del Atlántico, logrando siempre los mejores elogios de público y crítica. En Madrid hizo su presentación actuando como solista del cuarto Concierto de Beethoven, con la Orquesta Nacional, y su éxito fue de lo más memorable. Su actividad de concertista la alterna con otras realizaciones discográficas, entre la que cabe destacar la versión integral de la Suite Iberia de Isaac Albeniz y la conmemoración bicentenario del nacimiento de Beethoven con su cuarto concierto de Piano y Orquesta que significa la primera grabación hecha en España de un Concierto de Beethoven. A los 20 años es un pianista consagrado, entre las primeras figuras internacionales de la música. Y por recoger algunos juicios de aquella época, baste recoger la merecida por Aloes Mooser, el crítico musical más importante y respetado de Europa en aquel momento, y posiblemente el más exigente de todos ellos: “Totalmente poseído por la música y el ritmo- a los que se entrega con verdadero frenesí, pero sin perder dominio de sí mismo- pone Esteban Sánchez en sus interpretaciones tal ardor y tal pasión, que ejerce irresistiblemente atracción sobre el Auditorio. En posesión de una técnica deslumbrante, precisa y vigorosa, su juego pianístico es a la vez enérgico y blando, con diversidad de matices, que se adapta a las impresiones impalpables tanto como a los diversos desenfrenos sonoros. Esteban Sánchez tiene sobre la mayoría de los pianistas de su generación, la ventaja inestimable de usar, con tanta maestría como tacto de los matices intermedios (el mezzopiano sobre todo) lo cual comunica a su manera de tocar constante variedad y singular seducción”. Así se expresaba Aloys Mooser, en” la suisse” de ginebra el 11 de Mayo de 1.954 con motivo del Concurso Internacional de Piano “A Casella”. Copiemos algunas otras notas de la prensa y de la crítica, entresacadas al azar, entre otras muchas. Por ejemplo, con motivo de su actuación en Bolzano. “Alto Adige”, el 3 de marzo de 1.953, diría: “ Los ejecutantes han sido plenamente aplaudidos, especialmente el jovencísimo español Esteban Sánchez Herrero, cuyas actuaciones han sido verdaderamente extraordinarias. El mismo periódico diría tres días después: “Crónica de Bolzano. Como habíamos dicho, el jurado ha querido escuchar otra vez al pianista español Sánchez Herrero, que ha ejecutado, de manera brillantísima y perfecta, Liszt y Turina”. Ese mismo día diría “L Adige [1]“: Mucho se ha hablado del jovencisimo español Herrero; a nuestro parecer este pianista es sobre todos los 48 concursantes el que dispone de mayor personalidad artística. Sus ejecuciones han apasionado a público y crítica y sus interpretaciones extremadamente sinceras, han alcanzado el más alto nivel mas alto nivel expresivo y técnico”. Y todavía, leemos lo que decía “Il Giornale de Trieste” de esa misma fecha: La simpatía del publico la llevó por entero el jovencísimo español Sánchez Herrero, al que se adjudicó el premio de 10.000 Liras. Al parecer el joven pianista español recibió del público una clamorosísima y merecida ovación. Y para no recargar mi sencillo trabajo de citas y recuerdos, todas de la misma índole, volveré sobre algunas notas recuerdos de su vida. Esteban Sánchez Herrero contrae matrimonio con Mª del Carmen Cruz Sevilla, en el monasterio de Guadalupe, el 13 de Junio de 1.960, de cuyo matrimonio nacerán tres hijos. De nuevo aparece en su vida Extremadura. Esta Extremadura que ocupa un lugar predilecto en su corazón. Ya cuando niño, repetía en sus entrevistas: “Diga usted que mi mayor ilusión es dar conciertos en Extremadura, para que me conozcan en nuestra tierra. Dígalo, sí, que es la verdad”. Eran unas declaraciones hechas en un lejano París. Y así lo cumple Esteban Sánchez, dando recitales en Guadalupe, Trujillo, Cáceres, Badajoz, Plasencia, Llerena. Etc. Y deleitando a sus paisanos de Orellana. Y ahí estaba Esteban Sánchez, como ya dije al principio, dando clases en el Conservatorio de Badajoz, dejando de lado otros contratos más sustanciosos de diversas provincias, porque esta es “su” Extremadura; y, porque, como él decía, “el arte no se puede vencer”. Estas son algunas pinceladas de Esteban Sánchez, el niño que pasaba sus vacaciones en Orellana la Vieja, de donde tenía que ir a Campanario en un burro a tomar el tren para Madrid. El artista que de niño jugaba con los animales y se dedicaba a jugar al ajedrez, y a hacer crucigramas... y a leer mucho y de todo. El artista que de hombre, coge el camino de Extremadura cada vez que se lo permite su apretado calendario de trabajo, para pasar un rato con sus gentes del pueblo a quienes admira y quiere. Porque con su alma de Artista sabe leer la profunda filosofía de estas gentes curtidas por el sol y el frío, por la esperanza de mejorar sus vidas y sus tierras. El artista que trata de mejorar esta tierra con su ciencia y su saber que viene a repartir, con su colaboración, “ porque- como muchas veces nos decía- los hombres deben de aportar en el lugar de donde son”. ESTUDIO Y COMENTARIO DE SUS OBRASEl estudio y comentarios relativos a la obra de Esteban Sánchez suelen adscribirse en 3 tipos: por una parte, los que se presentan como exégesis de carácter generalista, casi siempre con trazos hiperbólicos, enfocados desde la admiración y la subjetividad de quien los escribe, firmemente dispuestos a proclamar el valor trascendente de la partitura pero siempre refugiados en las metáforas literarias y no en la disección de los pentagramas. Por otra parte están los intentos de profundizar en el análisis de la música misma (tanto más apreciable por su dramática escasez) pero que con alguna notoria excepción y a pesar del evidente esfuerzo y la bondad de su propósito nos hablan de las carencias metodológicas e intelectuales y para finalizar aquellas obras populares que como él decía son la estampa de uno mismo haciendo referencia a su tierra. Sus composiciones reúnen los momentos más típicos y significativos en aquellas obras donde el carácter inmediato instintivo se traduce en reluciente mecánica. No es accidental que ciertas obras puedan estar en la órbita cubista. La estética de sus primeras composiciones descienden por vía directa del virtuosismo de Listz filtrado a través de Scriabin, si bien preludian ya una nueva manera personal de enfocar el piano, es evidente una especie de neorromanticismo depurado casi de los restos provenientes del siglo XIX tardío y condensado en una articulación de lenguaje y forma fuertemente realzada. Los sarcasmos introducen ya un elemento desconocido por completo en el piano del siglo pasado: la politonalidad, es decir, una multiforme estructuración de la figura melódica y el campo armónico tradicionales; de aquí viene la vena paródica, lo incisivo, lo grotesco y la disonante agresividad. Su archivo compositivo cuenta con 2 Suites, Pinceladas literarias a modo de Fantasía, Varios Allegretto de Concierto, Himnos, Villancicos, etc. Suites No cuesta imaginar el interés de Esteban Sánchez por las numerosas colecciones de melodías folclóricas que, en aquellos momentos estaban poniendo los cimientos de nuestra etnomisicología extremeña. Pero sobre todo no debemos olvidar en ningún momento la fuente más importante de su conocimiento de la música `popular española: sus propias vivencias en las tabernas, patios, calles, viajes, paradores de tantos y tantos pueblos que él recorrió una y otra vez durante largos años. Se podría objetar que esto no es más que una especulación si no fuera por la firme evidencia aportada por algunos hechos objetivos que testimonian una actitud rigurosa y seria por parte de Esteban con respecto a las fuentes de tipo popular y tradicional: entre sus libros de su biblioteca personal que se conservan en su casa de Orellana que con motivo de mis visitas he tenido la ocasión de estudiar, pude ver toda la música referente a canciones populares de comunidades autónomas y partituras que hacen constancia de todo un nacionalismo español. Una brisa, es el primer número de esta Suite y está dedicada a Málaga. Algo similar ocurre con el segundo número, que es un soneto dedicado a Federico García Lorca y fundamentado en la ciudad de Granada.
Visto desde el lado positivo y al margen de que sirvan o no para resolver el asunto de la identificación temática(los paisajes que evoca son paisajes interiores) lo que las actitudes de ese tipo sí nos revelan de manera diáfana es el ingrediente popular de la música de Sánchez, la enorme capacidad de sugestión y su poderoso estímulo para, más allá de la estricta escritura de los pentagramas, despertar y hacérnosla oír como toda la música que llevamos dentro. En cuanto a la interpretación, para Esteban La Suite Iberia es el testamento que Isaac Albéniz legó a lo que el más quiso: España. La Suite Iberia significa el más fiel trasunto llevado a la música del genio, lo sublime y el misterio del alma española; teoría y pensamiento del talante ibérico y espléndida conciencia de Isaac Albéniz que se proyecta en esta obra definitoria y definitiva de la música hispana con rango universal, una de las más completas difíciles y trascendentales que se han escrito. La música de todos los tiempos suma y consuma importantísimo capitulo con la Suite Iberia, y sobre todo esta supone el necesario y providencial arranque de la escuela pianística española, inexistente hasta entonces, de la cual es autodidacta, creador y móvil absoluto, Isaac Albéniz. Siempre considerada en el privilegiado lugar que ocupa, muchos han creído ver la Suite Iberia como fenómeno y causa dimánente de un impresionismo coetáneo francés vestido a la española, pero lo cierto es que ahora 70 años después de su realización, puede comprobarse hasta qué punto enriquece y evoluciona el impresionismo en términos globales la ingente aportación de Albéniz. Aunque ello lleve consigue la lógica relación que Albéniz tuvo con su época. Personalmente creo que el originalísimo carácter de sus obras no soporta el encasillamiento ni se aviene con ningún estilo que no sea el propio. Es obvio insistir en que Albéniz fue maestro, gran músico autodidacta guiado por un raro poder imnato y su formación totalmente empírica. La Suite Iberia es la primera obra en importancia universal que se escribe para piano en el siglo XX. Iniciada en el 1.900 y truncada como su autor en 1.909 (pues indudablemente tenía intención de ir ampliándola de manera sucesiva e ilimitada) es, también la resultante del espíritu más apasionado, racial y vehemente con que cuenta nuestra música, Que Albéniz vivió felizmente aprisionado por la geografía ibérica, es demostración constante en la toponimia de sus títulos, a veces hasta en la nimiedad de repetirlos en obras por completo diferentes; ciudades, ambientes, impresiones o en obsesiva referencias, danzas, coplas, danzas enlazadas entre sí respecto a un plan compositivo, serán esenciales características en Albéniz desde muy temprana edad, dispositivos que alcanzan madurez plena y apoteósica en su Suite Iberia. Es imposible tratar de glosar tan monumental obra en este sucinto comentario, harían falta muchisimas páginas para un análisis más normal que exhaustivo, siquiera las que hubo de emplear Isaac Albeniz para construir el enorme y caleidoscópico mosaico, plagado de infinitos elementos y matices, abarcando con naturalidad asombrosa y sobrecogedora desde un arabismo muy sentido y siempre latente en Albéniz, hasta en diverso y frecuentes momentos ciertos ribetes que anticipan las tendencias más vanguardistas. Esteban Sánchez captó la magia de esta obra que pulsa y recrea en toda clase de recursos con una maestría, audacia y generosidad increíble tirando a manos llenas ritmo, melodía y armonía, de forma abrumadora y única en la historia de la Música, en cuanto a su interpretación basta escuchar los primeros compases de Evocación para comprobar que estamos en un universo aparte. Quizá lo primero que deslumbre sea la personalidad del sonido, la evidencia de que estamos escuchando algo diferente la limpidez de un teclado que empieza a reflexionar, a indagar, a seguir los meandros de un río cada vez más caudaloso. La técnica es segurísima y siempre se orienta a un magisterio en una letra que es el único modo de explicar el espíritu en plenitud; el control, absoluto; nada queda fuera de una conciencia rectora que obra el prodigio de dejarnos pensar de tan arrolladora demostración de dominio. Es, el Albeniz que más abarca, el que parece partir de sí mismo y mostrarse insultantemente contemporáneo de un impresionismo con el que se toca pero del que se impermeabiliza, el que conoce las raíces pero no las trasciende, el que sabe como encarnar y abstraer al mismo tiempo el paisaje y la danza, el espíritu y el cuerpo. Su Iberia es poliédrica y multívoca. Para concluir, mencionar que el coleccionismo más bello sea el de recopilar canciones que siendo resultado más del hallazgo que de la búsqueda, aún no fueron impresas sino en el alma de las que la cantaron y contaron, transmitiéndolas de unas a otras generaciones e instalándolas para siempre en nuestro espíritu desde su origen arcaico y desconocido. Beethoven afirmaba: "La Música es una revelación más alta que la filosofía"; pues bien, sirviéndonos del conocimiento más abstracto, esta música es parte de nuestra de filosofía, aquí ahondamos en la esencia de nuestro ser, estar y pensar y por tanto en lo más autentico y noble de cada país, región o lugar. Con la grandeza que acompaña toda obra bien hecha con humildad, estamos ante una estimabilísima realización investigadora que descubre, nos hace nuevas, viejas, melodías, típicas danzas, añosas candilejas, hasta conseguir encerrar en el presente volumen esa sustancia atípica que emana y se desprende de esta música autóctona que podríamos considerar como la geografía sonora de Extremadura... Y con ello se ha logrado algo más; con ésta, la sencilla música de sencilla gente, se remueve aquella frase de San Agustín: “El corazón que canta, ora dos veces". Obra
Poética
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