LA GLORIOSA AUTORA DEL «CANCIONERO CACEREÑO»
Biografía
El día 27 de mayo de 1972, a los 82 años de edad, falleció en la ciudad de Cáceres doña Angela Capdevielle Borrella. Había nacido en la localidad de Casar de Cáceres, población inmediata a la capital cacereña, donde su madre, doña Victoria Borrella, ejercía la docencia como Maestra Nacional. Su padre, Monsieur Francois Capdevielle, natural de la villa de Olorón, perteneciente al departamento francés de los Bajos Pirineos, era artista de la fotografía, muy bohemio y había recorrido bastante mundo, entregado a su cometido. Desde el país de la saudade -Oporto y Lisboa- se dirigió a Cáceres.
Angela vio la luz primera el día 5 de mayo de 1890.
Doña Angela Capdevielle era para los cacereños familiarmente Doña Angelita. Porque la eminente profesora de música, pianista e incansable investigadora del folklore cacereño, era una verdadera institución y a todos hacía el regalo de su espontánea y sincera sonrisa. Era muy querida en la ciudad de Cáceres. Con cualquiera se detenía, aunque fuese en la calle, para cambiar impresiones con su característica sencillez.
Angelita Capdevielle, que sintió la vocación por Euterpe desde la más temprana edad, era una figura menuda, fina,
delicada, de una exquisita sensibilidad y todo llaneza, estaba dotada para la música de las más relevantes condiciones con las que enseñó a cantar a los cacereños al correr de más de medio siglo. El poeta José Antonio Ochaita -que dominaba el metro y la rima al estilo clásico- la describe en sus versos:
¡Música de recia entraña
para que el alma se ahupe
desde el sol de Guadalupe,
al mi de la mi Montaña… !
Hondo venero de España
que es necesario ovillar,
y tejer y descifrar
aclarando sus enredos…
¿Qué mujer puso sus dedos
en la urdimbre del telar ?…
¡ELLA qué !… Grácil, menuda,
nerviosa como una brisa,
siempre con un sol de risa,
jamás con sombra de duda…
Incansable en dar ayuda,
temblorosa en el fervor,
siempre en acorde mayor
glisada de parte a parte…
¿No es el milagro del arte
sólo un glisado de amor ?…
Angelita empezó a estudiar música enseguida, cuando apenas contaba 6 años. Fueron sus profesores el maestro Ricardo Rossi y su hermano José Capdevielle Duyer, que estudió la carrera de música en París y luego fue director de la banda del Colegio de la Diputación Provincial de Cáceres y que tenía también una academia de su dirección.
La carrera de Angelita Capdevielle, para revalidar los estudios oficiales fue rápida, fulgurante. Lo llevó a cabo todo
en una convocatoria. Las pruebas de los cursos de solfeo, piano, armonía, etc., las realizó con una extraordinaria brillantez en ocho días. Se hizo muy popular en el Conservatorio de Música de Madrid, hasta el extremo de que sus exámenes fueron presenciados por la mayoría de los alumnos en medio de una singular admiración. Los profesores, al comprobar sus amplios y sólidos conocimientos y dominio de todos los ejercicios, se limitaban a invitarla a que interviniese con pruebas del mayor rigor artístico. Fue realmente el de Angelita un caso raro, insólito y produjo la natural curiosidad y, aun diremos más, asombro.
También realizó cursos en Barcelona y Madrid y adquirió todos los conocimientos pedagógicos musicales para su dedicación vocacional. Asimismo se capacitó adecuadamente en el Canto Gregoriano.
No es posible resumir fácilmente la labor de Angelita, su docencia, sus vivencias pedagógicas, su alto magisterio en el desaparecido Ateneo cacereño, Instituto de Enseñanza Media «El Brocense», Escuela del Magisterio «Rufino Blanco», Masa Coral de Educación y Descanso, Escuela Hogar de la Sección Femenina, al frente de los Coros y Danzas, también de la Sección Femenina, con los que tantos lauros conquistó en sus tournées.
El profesorado le valió al propio tiempo para la recogida de no pocos materiales, ya que los alumnos solían hacer la
aportación de los cantos y sones de sus pueblos, depositarios todos de arcaicos acentos.
Angelita llevó el nombre de Cáceres por Hispanoamérica. A este respecto vamos a reflejar una anécdota. Cuando los Coros y Danzas de la Alta Extremadura visitaron Argentina, a una de las componentes se le dijo en un escenario de Buenos Aires que pertenecía a la tierra de las bellotas, a lo que, con ingenio y chispa, contestó rápidamente: «Y de los Conquistadores».
La prestigiosa profesora de música forjó muchas generaciones de cacereños mediante la expresión musical y mostró siempre nobles inquietudes en su amorosa y apasionante entrega. Y esto, sin duda alguna, tiene un mérito especial. La obra de búsqueda y recogida por Angelita Capdevielle del rico folklore extremeño, que yacía soterrado, en sus andanzas por la geografía cacereña, está contenida en su obra extraordinaria, monumental, «Cancionero de Cáceres y su provincia», que vio la luz pública en 1970, merced a los auspicios de los Servicios Culturales de la Diputación Provincial y que ofrece las partituras musicales procedentes del pueblo.
Ochaita se refiere en sus endechas a la obra por excelencia de Angelita en el «Cancionero»:
Tu enorme razón exacta
de pagar con ufanía
a quien te dio, noche y día,
su perseverancia intacta.
Perseverancia, en un acta
de belleza y de saber.
¡Empeño de una mujer
por fijar lo que en ti flota…
Y un CANCIONERO que brota
de la raíz de tu ser… !
Por su entrega total en favor de la enseñanza de la música en todos los centros docentes y por su consagración fervorosa al folklore cacereño durante más de cincuenta años de un ejercicio profesional intenso en el que afloró siempre su fuerte entusiasmo, con motivo de la jubilación por imperativo de la ley, Cáceres entero rindió un merecido tributo a esta dama que recogió la admiración y gratitud sincera que se le profesaba.
A él se sumó, con su musa inspirada, José Canal en el siguiente soneto :
A ANGELITA CAPDEVIELLE
En el día de su homenaje
Como el de la mostaza, breve grano
guardado con amor, fue tu semilla;
humilde y casi nada, tan sencilla
que ni se ve en el hueco de la mano.
La sembraste bien hondo muy temprano
limpia de todo mal, tan sin mancilla
que como por milagro y maravilla
te floreció en frondoso árbol lozano.
Hoy es tronco robusto, ya logrado,
gracias a tus desvelos conseguido,
abierto en verdes ramas bien cuajadas.
Las aves de tu amor, que lo han poblado,
tejen en sus pimpollos blando el nido
y le cantan a Dios tus alboradas.
Angelita -conviene recalcarlo- recogió los aires de la tierra parda con su riqueza melódica.
Entre las figuras de músicos y musicólogos que intervinieron en la campaña de la defensa del folklore extremeño mencionemos a Rafael García Plata de Osma, José Gómez Crespo, Guillermo Guío, Bonifacio Gil, Isabel Gallardo de Alvarez, José Blázquez Marcos, Domingo Sánchez Loro, Santiago Berzosa González, Manuel García Matos, que fue catedrático de folklore del Conservatorio de Música de Madrid, y pocos más.
En sus andanzas por la provincia de Cáceres, Angelita cogía las voces, lo que se dice «en bruto» y trabajaba intensamente. Labor espinosa. Invitaba a cantar a las gentes y ella al propio tiempo iba escribiendo en el pentagrama. Hacía repetir las canciones hasta que conseguía interpretar adecuadamente, es decir, dar la clave, compás y demás elementos, Es lo cierto que llevó a cabo una dura tarea de recopilación de materiales.
No hay que olvidar que existieron antes que Angelita Capdevielle muy escasos precedentes en las tareas de investigación del folklore que ella recopiló en forma tesonera.
Su labor fue muy amplia, ya que el maestro García Matos se circunscribe más en su espléndida «Lírica popular de la Alta Extremadura» a la parte de Plasencia y bellísima comarca de la que es cabecera, en parte también por razones de residencia.
Sin embargo, no es aventurado afirmar que el folklore de la parte septentrional de la provincia de Cáceres es el más original y de más vigor y casi único del territorio extremeño. Y García Matos lo ha estudiado casi exhaustivamente.
Además de la tarea pedagógica, hay que resaltar en la actuación de Angelita su entrega amorosa a la preparación de grupos, de embajadas folklóricas de la provincia de Cáceres por Europa y las rutas de la Hispanidad. Se trataba de embajadas que llevaban la inquietud de un pueblo y su mejor sentido artístico. También acompañaba al piano a las principales figuras, a los virtuosos del violín como Iniesta, Gálvez Bellido, Fúster y al bohemio madrileño Joaquín Arias que usaba el nombre artístico de Roskalke.
Muchas anécdotas podríamos referir sobre la infatigable labor de investigación que llevó a cabo la profesora en la Alta Extremadura.
Con frecuencia visitaba los pueblos en unión de alguna de sus sobrinas -las Tolas-, que se hallan en posesión de excelentes condiciones artísticas– para que interpretasen las danzas y después ella recoger la música. Tarea, como hemos dicho, dura, ardua, porque exigía el sacrificio del viaje y Angelita siempre se mareaba cuando se desplazaba a algún lugar.
Ella trasladaba todo pacientemente, anotaba y escribía al papel pautado los cantos populares. Registraba voces y tonadas de personas de edad, evitando con ello que se perdiesen.
Durante una estancia suya en Plasencia se dirigió a Montehermoso. Iba acompañada de su sobrina Carmina. Totalmente mareada llegó la profesora a la histórica localidad y cuna del llamativo traje típico y, después de muchas gestiones, no le fue posible hallar alojamiento. En todas las casas se lo negaban, «Porque –según decían las gentes– eran unas bailaorinas». Así las cosas, se vieron en la necesidad de acudir a la primera autoridad local, quien informado de la personalidad de Angelita, pidió disculpase la actitud que con la misma habían adoptado y le proporcionó hospedaje muy digno para después iniciar el trabajo.
Como este o de otro orden análogo podríamos mencionar varios sucedidos.
Pese a las dificultades y peripecias que surgían, Angelita seguía investigando incansablemente el folklore y enseñando a sus alumnos, sin conceder la menor importancia a las incidencias que surgieron con motivo de su actuación.
Esa respetabilísima mujer que incluían los montehermoseños entre «las bailaorinas», se encargaría de investigar minuciosamente, con un tesón bien puesto de manifiesto, las danzas, los sones y difundirlo todo, así como el preciado y vistoso indumento–los pañuelos, pañolones, refajos, polleras, panderos, castañuelas, etc.– para que fueran conocidos y enjuiciados sus valores. Hay que sostener que popularizó todo el rico vestuario extremeño, que, en realidad estaba desconocido en parte hasta por la propia región de la Conquista.
Angelita había sido distinguida con varias condecoraciones: La «Y» de Plata de la Sección Femenina, el ingreso en la
Orden de Cisneros y la concesión del Lazo y Medalla del Mérito Civil, que le fueron impuestos por el Ministro Secretario General del Movimiento, don Raimundo Fernández Cuesta.
Poco antes de fallecer recibió el homenaje de la Organización Juvenil, a cuyo acto ya no pudo asistir.
La muerte de Angelita Capdevielle produjo el más hondo sentimiento en la región extremeña. Su óbito constituyó una enorme manifestación de duelo.
Por todo cuanto hemos sintetizado en este capítulo, bien podemos decir que la enseñanza musical y el folklore extremeño se vistieron de luto al extinguirse la preciada vida de la casareña ilustre.
Pocos días después del fallecimiento, la ciudad de Cáceres rindió cariñoso y emotivo homenaje a Angelita, en testimonio de respeto y gratitud por su alto magisterio, por sus enseñanzas y didascalías, en definitiva, por su obra toda, con motivo del concierto de fin de curso de 1972 del Orfeón Provincial y de la ciudad a la que fue su Directora de Honor.
Juan Solano, el conocido compositor cacereño, discípulo predilecto de Angelita, en la carta necrológica que dirigió a sus familiares por el fallecimiento de la pianista, la calificó como «corazón musical de la Alta Extremadura». Y concretaba que ha salvado y resucitado «El Redoble», la preciosa jota ochocentista cacereña que devolvió al pueblo de donde procede y de la que se ha afirmado que es el «himno grande de Cáceres». «El Redoble», es la inconfundible expresión del temperamento cacereño y aún diríamos que de la región extremeña.
En la prensa regional y nacional aparecieron numerosos artículos de Guerrero, Pablos Abril, Salas de la Cámara, Puig Megías, Argentum, del que esto escribe, etc., glosando la personalidad y la obra de la artista cacereña.
En un sencillo homenaje, uno de sus discípulos le dedicó una «bomba» o «piropo» a la manera de los típicos de Alcuéscar y además ingenioso, ya que alude al esfuerzo de la profesora, y cuyo texto es el siguiente:
De la gente de mi tierra,
traigo la esencia más rica
que ha vuelto a resurgir
gracias a Doña Angelita,
Este fue el principal empeño de la investigadora: hacer resurgir el rico acervo, el venero y las esencias melódicas de la tierra parda.
José Blázquez Marcos, el Conde de Canilleros, Gregoria Collado Alonso, Antonio López Martínez, Gabriel Romero y
otros escritores abordaron la obra de esta estudiosa del folklore extremeño.
La música de la artista cacereña se está difundiendo por todas partes.
Angelita Capdevielle Borrella figurará por derecho propio en los anales cacereños. Que no en balde cuanto se ha hecho en Cáceres en el aspecto artístico musical contó con su autorizada intervención.
Bibliografía:
- CANAL ROSADO, José: A Angelita Capdevielle. Revista Literaria «Alcántara». Año XII. Julio-Agosto-Septiembre 1968. Núm. 152.
- CAPDEVIELLE BORRELLA, Angela: Cancionero de Cáceres y su provincia. Edición realizada por los Servicios Culturales de la Excma. Diputación Provincial de Cáceres. 1969.
- HURTADO, Publio: Ayuntamiento y familias cacerenses. Cáceres, Tipograña, encuadernación y librería de Luciano Jiménez Merino, Portal Llano, núm. 19. 1915.
- LUISA FERNANDA Y DOMINGO TOMÁS NAVARRO : «Quién es quién»: Angelita Capdevielle Borrella (1890-1972). Cáceres 1901-1970. Su pequeña historia. Suplemento semanal del Diario «Extremadura». Número 62 correspondiente al día 29 de septiembre de 1973.
- SÁNCHEZ LORO, Domingo: Inmemoriam. Angelita Capdevielle. Revista «Alcántara», núm. 167. Abril-Mayo-Junio 1972.
- SOLANO PEDRERO, Juan: Carta abierta. El Maestro Solano a la familia Capdevielle. Angelita, corazón musical de la Alta Extremadura, Diario «Extremadura», de Cáceres, correspondiente al día 2 de junio de 1972.
Índice del Cancionero Cacereño
- PRELUDIO Por Miguel Muñoz de San Pedro, Conde de Canilleros y de San Miguel 7
- OFRENDA Por don Narciso Puig Megía, Diputado Presidente de la Comisión informativa, Educación, Deportes y Turismo 11
- TESTIMONIO Por Angela Capdevielle 13
- HISTORIAL La Danza en la provincia de Cáceres 15
- I.- CÁCERES: CANTA LA CALLE CALEROS
HISTORIAL Cáceres.– Por D. Guillermo Mena 19
1 Redoble, Redoble 21
2 La Iglesia se ilumina 22
3 Riani, si, si, si 23
4 Tan pequeñita y con novio 25
5 Eres como la rosa 26
6 Voy a la Iglesia 27
7 Padre Nuestro 28
8 La cigüeña en la torre 28
9 Patitas coloradas 29
10 El Cerandeo 31
11 Te caíste de la b u r r a 30
12 Canción de zambomba 32
13 Apártese usté 33
14 Que entre usté mozo 33
15 Coplas 34
16 Romería de Santa Lucía 34
17 Caminito de Santa Lucía 35
HISTORIAL De aceitunas 36
18 De aceitunas 36
19 Verendón 37
20 El cazador 38
21 Villancico 39
22 La Virgen es panadera 40
23 A los reyes magos 40
24 Camina, camina 42
- II.- CANCIONES Y VILLANCICOS DEL CASAR DE CÁCERES
HISTORIAL Pueblo del Casar de Cáceres 45
1 De quintos 47
HISTORIAL La rebolea 49
2 La rebolea 51
3 A la Santísima Virgen 52
4 A la Virgen del Prado 53
HISTORIAL Canto de ánimas 55
5 Canto de ánimas 57
6 Una estrella guiadora 57
7 Zagalitas del Valle 58
8 Ay, sí sí, sí 59
9 Esta noche a las doce 60
10 Esta noche se celebra 61
11 Yo le llevo 62
12 En un mesón 63
13 Dios ha nacido 64
14 Caminaba la Aurora 65
Redoble
La ciudad de Cáceres, reconquistada en 1229, albergó entre sus muros, a raiz de la reconquista, a todos sus vecinos, labradores y ganaderos por lo general. A fines del siglo XIII la fama de las ricas hembras cacereñas atrajo a la nobleza de Castilla y León, que envió a su hijos a emparentar con los acomodados labradores y ganaderos de la Villa. Y entonces comienza a construirse, dentro del recinto murado, los palacios en que durante siglos viviría la nobleza cacereña. El pueblo salió a vivir extramuros, formando barrios y calles que se denominaron con el apelativo de los gremios (carniceros, herradores, zapaterías, etc..). Al comienzo de la siguiente centuria se forma la calle de Caleros, formada y habitada por los artesanos de una de las industrias que más dinero ha proporcinado a la Villa. Adosada a la muralla por su parte oriental entre las puertas del Río (Arco del Cristo) y del Coria (Arco del Socorro).
Esta calle típica de Cáceres nombrada en canciones y romances, compartía simpáticas rivalidades con la de Camino Llano, llamada así desde su aparición en la historia local en el siglo XV por ser en su tiempo la única calle horizontal que tenía la villa asentada en un escarpado cerro. Los vecinos de ambas calles, Caleros y Camino Llano, gentes de rompe y rasga aquéllos, gentes más morigeradas éstos, son los protagonistas, junto con los señores de levita y mozas del pueblo llano de la más popular canción cacereña: ¡Redoble, redoble! conocidísima en Hispanoamérica y adoptada por el vulgo como himno oficioso de los Festivales folklóricos Hispano-Americanos que a partir del 1957 se celebraron en Cáceres. Curiosamente esta canción figuró en discos grabados en los años sesenta, con título y letra cambiados, como ¡muestra genuina del folklore balear!
Redoble, redoble, vuelve a redoblar
con ese redoble me vas a matar,
me vas a matar, me voy a morir
con ese redoble, vuelvo a repetir
Las del Caminito Llano
se lavan con aguardiente.
Las de la Calle Caleros
con agüita de la fuente
Redoble…
Los señores de levita
se mueren por las del moño
por eso las señoritas
se las llevan los demonios.
Redoble…
A las del Caminito Llano
la multa le van a echar
por tener en los zaguanes
las tinajas de la cal.
Redoble…
En el Caminito Llano
el sol, chiquilla, se para.
Y la luna va a parar
al Potro de Santa Clara.
Redoble…
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